Lo malo cuenta más, y queremos que siga tomándose en cuenta

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Lo malo cuenta: Desde su casa blanca, Ayotzinapa, Tlatlaya, Nochixtlán, las reformas pervertidas, la venta a extranjeros de los recursos naturales, la complicidad con criminales, los gober-ladrones prófugos, los impunes, el impulso a la campaña de Donald Trump; hasta los gasolinazos, el incremento de huachicoleros, los 32 mil desaparecidos, los periodistas asesinados, la censura a comunicadores, el gasto infructuoso y millonario en campañas de imagen presidencial, las casas de los secretarios de estado, los que llegan a aprender el oficio de secretarios o los que no saben «ler».

Podríamos seguir

Esta administración pública ha sido marcada ya como la más desastrosa de la historia de México. El que se dice presidente ha sido calificado en innumerables ocasiones como el peor evaluado desde que se tiene conocimiento de esta calificación. El cinismo de quienes le rodean también es admirable: quienes inauguran su pintura al oleo, quienes se lavan las manos por un socavón, quienes inventan mentiras históricas, esos que hacen campaña con recursos públicos y fraudes cínicos… sin exagerar, es el peor de todos.

El año pasado en su IV informe, Peña Nieto usó una frase que fue verdaderamente infortunada: «Lo bueno cuenta, y cuenta mucho». Con ella se lo acabaron, las redes sociales fueron un hervideros de memes al respecto. Porque lo malo cuenta también.

Lo malo cuenta, lo bueno ni es bueno

Los logros que presume Peña Nieto en 2017 son sólo manejo de cifras que no han redituado en beneficio de la población. Supuestos alcances históricos que en el análisis detallado resultan fraudulentos, como los 3 millones de empleos en todo el sexenio, que han sido empleos muy mal pagados y que no están descontando los 2 millones de empleos perdidos. Se generan 3 pero se pierden dos, ¿cuántos quedan?

Canta que los empresarios exportan más alimentos que antes, pero ese es logro de la gente, pese a Peña Nieto. Está presumiendo lo que no ha hecho él. El mercado interno de México ha muerto. El intercambio de mercancías está en los límites de la bancarrota y al señor se le ocurre una campaña francamente estúpida, al nivel de su inexistente intelecto.

Él debe renunciar

Desde hace tres años se llama a su renuncia en todas partes. Nunca es tarde para mandarlo a freír espárragos como una lección de fuerza ciudadana, porque está claro que los políticos se han unido a él y pretenden negociar su corrupción bajo la protección del más corrupto de todos: Peña Nieto.

Su renuncia es lo menos que esperamos. Que se vaya al diablo por asesino, represor, ineficiente, corrupto y muchos otros bien ganados apelativos. Quien facilite su permanencia es un traidor a la patria. Esos que se toman fotos con él o aparecen es sus comerciales, están haciendo un daño inmenso a nuestro país. Los políticos que le saludan sostienen con su mano al más aberrante usurpador de la voluntad ciudadana. Acuérdense que lo malo cuenta mucho más, y queremos que siga contando.