En shock sucursales de Banco Azteca: muchos estudiantes quieren cobrar sus becas.

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Filas de estudiantes, muchos de ellos con papás, amigos y hermanos que les acompañan, hacen filas de una calle para cobrar sus becas del bienestar, las que el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció como parte de los programas sociales, evitar la deserción y que se vayan a las filas del crimen organizado.

Los alumnos sólo pueden cobrar durante tres días de la semana y como medio día están en clase, el otro medio se satura. La beca es para todos los alumnos de bachillerato y, no lo duden, son muchísimos. El próximo año se pretende alcanzar la meta de 23 millones de estudiantes becados.

Así, las sucursales de Banco Azteca que distribuyen este recurso (buen gancho para vender sus productos de Elektra o Coppel) no permiten arriba de cinco alumnos en la fila del interior de su sucursal, dejando fuera de ella al resto que esperan bajo el sol, por horas, hasta que anuncian que el recurso en efectivo se les ha agotado.

Este es el panorama en muchas de las sucursales de ese banco y hasta el momento ninguna autoridad ha querido dar información al respecto. Ojalá el presidente escuche este clamor social y facilite las vías para que el apoyo sea entregado a los alumnos sin que corran riesgos innecesarios.

Sólo los días martes, miércoles y jueves tienen para realizar este trámite y su apoyo permanece seguro aproximadamente un mes, luego de eso, será devuelto a la administración federal.

Serie «The End of F***ing World»: hilarante y reflexiva.

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La trágica vida sin sentido de dos adolescentes cometiendo errores una y otra vez, unidos por un hilo negro de amor a su estilo, que no termina de cuajar y, sin embargo, sus vidas parecen no tener sentido si dejan de frecuentarse, aunque también nos preguntamos si tiene sentido su unión.

The end of the f***ing world.

Uno puede llorar al mismo tiempo que carcajearse por el humor negro que se produce en las situaciones que sus vidas van tejiendo sin cesar. ¿Vale la pena vivir? ¿amar? ¿sentir? ¿irse lejos o volver? ¿encontrar a sus familiares? Ellos no saben encontrar las respuestas y se enredan entre sí para no morir de tedio.

Escuchamos sus pensamientos y sus diálogos en un eterno mirar al infinito mientras nosotros emitimos juicios a priori por desear para ellos siempre lo mejor, que no es forzosamente lo que ellos terminan deseando.

Disponible en Netflix, es una serie corta, de dos temporadas y ocho capítulos breves en cada una. El maratón de una tarde.

Las actuaciones de los británicos Jessica Barden (Alyssa) y Alex Lawther (James) son increíbles, especialmente porque no pueden reírse cuando debieran estar muriendo a carcajadas por dentro. Su papel existencialista es, curiosamente reflejado en la casi totalidad de los personajes de la serie (salvo el papá de ambos y un par de policías que parecen soñar en un mundo de locos, algo acostumbrados también al tedio).

Disfrútenla con sus palomitas de maíz.

Adolescentes existencialistas por exceso de desmitificación

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El existencialismo es una corriente filosófica definida a finales del Siglo XIX y se extiende hasta la segunda mitad del Siglo XX. Plantea que lo importante es la existencia, no la esencia del ser humano; mismo que debe ser considerado desde su experiencia subjetiva y no en planteamientos objetivos.

La desmitificación resultó de la aplicación de esa filosofía en las manifestaciones de vida humana, especialmente en el post modernismo (segunda mitad del S. XX a la fecha). Es una característica que orilla a quitar el valor a las cosas, al menos el valor tradicional clásico. Desvalorizar, pensar que hay cosas que no tienen un fuerte valor, como la vida, como la familia y los valores humanos mismos.

Los adolescentes, ante la abrumadora realidad que tienen hoy día a su alcance, información saturada, pornografía, comentocracia de las redes sociales y la burla constante a través de los memes, hace que ellos pierdan el piso, se sub-valoren, no consideren importantes sus estudios o la opinión de sus padres. Está bien ser críticos, de hecho, es lo mejor de nuestros tiempos, pero de ahí a que no se sepa poner en balanza, es un asunto muy distinto.

Aunque no han experimentado -en muchos casos- el sexo, para ellos ha dejado de ser importante alcanzar esa experiencia. Creen que si se da, pues bien, que se dé. Si no, también. No es una forma de encuentro valiosa ni para el amor, pues el amor también lo tienen en mala estima.

Han roto todo vínculo con los valores, la honestidad, por ejemplo. Son más pragmáticos y si les resulta conveniente fallar a ese valor, pues mienten con la mano en la cintura. El respeto sólo que les convenga en el momento, si no, se igualan de la misma forma.

Están en perspectivas inéditas en la historia humana. No valoran el aprendizaje de la historia como vía para no cometer los mismos errores, ni las matemáticas porque cuentan con equipos que les resuelven esas tareas, ni los libros, pues tienen la información resultante a una pregunta en el buscador.

Es terrible cuando muchos de ellos sucumben a la vida misma, creyendo que están aquí de paso y que da lo mismo vivir que morir. Es cierto que debemos destrozar aspectos históricos que resultaron grandes embustes de imperios o religiones, pero la hermandad, la solidaridad, la organización social debe sobrevivir, como fondo de esa existencia que compartimos como humanidad.

Derechas e izquierdas latinoamericanas

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Cuán largo ha sido el calvario de los pueblos americanos en las luchas intestinas con el abominable afán de erigir gobiernos que dignifiquen a sus ciudadanos. Cuando llegan las derechas, sometidas generalmente a la voluntad del imperio Estadounidense, con promesas de economías pujantes, endeudando a la población y sometiéndola a reglas autoritarias con el pretexto de que impere la justicia que nunca llega.

Personajes de la derecha latinoamericana.

Mucho de esto se ejemplifica con Augusto Pinochet en Chile y la inauguración del Neoliberalismo. En México, con Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. El adelgazamiento del aparato del estado, la venta de empresas paraestatales y el engrosamiento de pequeñas minorías enriquecidas salvajemente por leyes que les favorecían.

En las izquierdas, está primeramente la sombra del socialismo ruso y su mejor ejemplo en LA: Cuba. El serio problema de enfrentar el ahorcamiento de la economía estadounidense con el embargo económico, mantuvo por mucho tiempo el terror a ser gobernados por la izquierda, pues las campañas mediáticas fueron feroces; como ejemplo, la matanza de estudiantes en Tlatelolco.

Países como Venezuela, rico en petróleo, botín deseado por el imperio, gobierno capaz de infiltrar oposiciones como Juan Guaidó y generar guerras civiles, derrocamientos, comprar campañas políticas y más, con el fin de asegurarse de tener aliados en los gobiernos y recibir beneficios durante sus gobiernos.

En derecha, están Macri (con políticas neoliberales) en Argentina o Bolsonaro (extrema derecha) en Brasil. Capaces de vender su alma al diablo a cambio de enriquecimiento por vender a su patria.

Hoy vemos la caída de Evo Morales (izquierda) en Bolívia, a la que benefició durante 14 años y que en el último proceso electoral, terminó tropezando con la oposición. Lástima que los gobiernos que benefician tremendamente a sus poblaciones siempre sean denostados por la prensa a voluntad de los poderes tradicionales, esos que siempre se han beneficiado del poder y que nunca han visto por sus pueblos.

Basta constatar que México tiene más del 90% de su comercio exterior con Estados Unidos, hoy un factor recesivo y no dinamizador. México ha retrocedido desde entonces: es más violento, más concentrador de renta, más subordinado en el plano internacional, con un Estado más débil, una sociedad más fragmentada.

http://sergioelbio.blogspot.com/2014/01/la-crisis-de-la-derecha-latinoamericana.html

Quizá en otras partes del mundo no sea así, pero en América, todo es visto con los ángulos del imperio, del gobierno estadounidense, que no su pueblo. Los intereses del sultán del norte influyen de manera polarizadora en la vida política de nuestras naciones y define catastróficamente nuestro porvenir.

No quieren a la izquierda (Dilma, Lula, Mujica, Bachelet, AMLO, Evo, Maduro, Correa, etc.) cuyo interés generalmente está en beneficio social, apoyo a los más desprotegidos, equilibrio de fuerzas, aunque suelen ser también algo descuidados con la economía macroeconómica y se empecinan perpetrándose en el poder (no limitativo).

Los de derecha (Calderón, Peña Nieto, Fujimori, Juan Manuel Santos, , constantemente fascistas, que imponen sin preguntar o fingiendo democracia, endeudan a sus pueblos, son muy corruptos (no limitativo), se dan unos a otros el poder (acuerdos y convenios bajo el agua con opositores de la misma derecha), se someten a la voluntad de los gobernantes e intereses económicos de Estados Unidos.

Así, lo mejor que podrían hacer los pueblos latinoamericanos es independizarse de las fuerzas «americanas», afianzar su soberanía, pulir su democracia, generar riquezas con sus propios recursos, vender a más países (diversidad), transparentar sus recursos y elecciones. De ese modo, habrá empleo para buenos gobernantes y pueblos felices por primera vez en su historia.