Adolescentes existencialistas por exceso de desmitificación

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El existencialismo es una corriente filosófica definida a finales del Siglo XIX y se extiende hasta la segunda mitad del Siglo XX. Plantea que lo importante es la existencia, no la esencia del ser humano; mismo que debe ser considerado desde su experiencia subjetiva y no en planteamientos objetivos.

La desmitificación resultó de la aplicación de esa filosofía en las manifestaciones de vida humana, especialmente en el post modernismo (segunda mitad del S. XX a la fecha). Es una característica que orilla a quitar el valor a las cosas, al menos el valor tradicional clásico. Desvalorizar, pensar que hay cosas que no tienen un fuerte valor, como la vida, como la familia y los valores humanos mismos.

Los adolescentes, ante la abrumadora realidad que tienen hoy día a su alcance, información saturada, pornografía, comentocracia de las redes sociales y la burla constante a través de los memes, hace que ellos pierdan el piso, se sub-valoren, no consideren importantes sus estudios o la opinión de sus padres. Está bien ser críticos, de hecho, es lo mejor de nuestros tiempos, pero de ahí a que no se sepa poner en balanza, es un asunto muy distinto.

Aunque no han experimentado -en muchos casos- el sexo, para ellos ha dejado de ser importante alcanzar esa experiencia. Creen que si se da, pues bien, que se dé. Si no, también. No es una forma de encuentro valiosa ni para el amor, pues el amor también lo tienen en mala estima.

Han roto todo vínculo con los valores, la honestidad, por ejemplo. Son más pragmáticos y si les resulta conveniente fallar a ese valor, pues mienten con la mano en la cintura. El respeto sólo que les convenga en el momento, si no, se igualan de la misma forma.

Están en perspectivas inéditas en la historia humana. No valoran el aprendizaje de la historia como vía para no cometer los mismos errores, ni las matemáticas porque cuentan con equipos que les resuelven esas tareas, ni los libros, pues tienen la información resultante a una pregunta en el buscador.

Es terrible cuando muchos de ellos sucumben a la vida misma, creyendo que están aquí de paso y que da lo mismo vivir que morir. Es cierto que debemos destrozar aspectos históricos que resultaron grandes embustes de imperios o religiones, pero la hermandad, la solidaridad, la organización social debe sobrevivir, como fondo de esa existencia que compartimos como humanidad.

Derechas e izquierdas latinoamericanas

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Cuán largo ha sido el calvario de los pueblos americanos en las luchas intestinas con el abominable afán de erigir gobiernos que dignifiquen a sus ciudadanos. Cuando llegan las derechas, sometidas generalmente a la voluntad del imperio Estadounidense, con promesas de economías pujantes, endeudando a la población y sometiéndola a reglas autoritarias con el pretexto de que impere la justicia que nunca llega.

Personajes de la derecha latinoamericana.

Mucho de esto se ejemplifica con Augusto Pinochet en Chile y la inauguración del Neoliberalismo. En México, con Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. El adelgazamiento del aparato del estado, la venta de empresas paraestatales y el engrosamiento de pequeñas minorías enriquecidas salvajemente por leyes que les favorecían.

En las izquierdas, está primeramente la sombra del socialismo ruso y su mejor ejemplo en LA: Cuba. El serio problema de enfrentar el ahorcamiento de la economía estadounidense con el embargo económico, mantuvo por mucho tiempo el terror a ser gobernados por la izquierda, pues las campañas mediáticas fueron feroces; como ejemplo, la matanza de estudiantes en Tlatelolco.

Países como Venezuela, rico en petróleo, botín deseado por el imperio, gobierno capaz de infiltrar oposiciones como Juan Guaidó y generar guerras civiles, derrocamientos, comprar campañas políticas y más, con el fin de asegurarse de tener aliados en los gobiernos y recibir beneficios durante sus gobiernos.

En derecha, están Macri (con políticas neoliberales) en Argentina o Bolsonaro (extrema derecha) en Brasil. Capaces de vender su alma al diablo a cambio de enriquecimiento por vender a su patria.

Hoy vemos la caída de Evo Morales (izquierda) en Bolívia, a la que benefició durante 14 años y que en el último proceso electoral, terminó tropezando con la oposición. Lástima que los gobiernos que benefician tremendamente a sus poblaciones siempre sean denostados por la prensa a voluntad de los poderes tradicionales, esos que siempre se han beneficiado del poder y que nunca han visto por sus pueblos.

Basta constatar que México tiene más del 90% de su comercio exterior con Estados Unidos, hoy un factor recesivo y no dinamizador. México ha retrocedido desde entonces: es más violento, más concentrador de renta, más subordinado en el plano internacional, con un Estado más débil, una sociedad más fragmentada.

http://sergioelbio.blogspot.com/2014/01/la-crisis-de-la-derecha-latinoamericana.html

Quizá en otras partes del mundo no sea así, pero en América, todo es visto con los ángulos del imperio, del gobierno estadounidense, que no su pueblo. Los intereses del sultán del norte influyen de manera polarizadora en la vida política de nuestras naciones y define catastróficamente nuestro porvenir.

No quieren a la izquierda (Dilma, Lula, Mujica, Bachelet, AMLO, Evo, Maduro, Correa, etc.) cuyo interés generalmente está en beneficio social, apoyo a los más desprotegidos, equilibrio de fuerzas, aunque suelen ser también algo descuidados con la economía macroeconómica y se empecinan perpetrándose en el poder (no limitativo).

Los de derecha (Calderón, Peña Nieto, Fujimori, Juan Manuel Santos, , constantemente fascistas, que imponen sin preguntar o fingiendo democracia, endeudan a sus pueblos, son muy corruptos (no limitativo), se dan unos a otros el poder (acuerdos y convenios bajo el agua con opositores de la misma derecha), se someten a la voluntad de los gobernantes e intereses económicos de Estados Unidos.

Así, lo mejor que podrían hacer los pueblos latinoamericanos es independizarse de las fuerzas «americanas», afianzar su soberanía, pulir su democracia, generar riquezas con sus propios recursos, vender a más países (diversidad), transparentar sus recursos y elecciones. De ese modo, habrá empleo para buenos gobernantes y pueblos felices por primera vez en su historia.

La gente sola, infelicidad andante

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La naturaleza humana es social, eso es un principio científico irrefutable. Ser capaces de disfrutar la soledad es otro asunto, pero verse solo involuntariamente, incluso con compañía, es una realidad aterradora para millones de personas en el mundo.

La humanidad, conformada por 7 mil 500 millones de personas, sufre una etapa social dolorosa cuando un buen número de habitantes están encerrados en cápsulas de soledad, gente atrapada en un abismo desesperante del que no puede escapar.

Gente sola e infeliz

La soledad de personas que son ignoradas, abandonadas, ante otros que, de forma indolente, ignorante, individualista, les marginan, no les dan importancia alguna, valoran más a sus mascotas, a sus bienes y objetos, a su diversión personal, egoísta.

Dañados en algún otro momento por amigos, amores, parientes, hay quienes optan por la paz de su propio mundo, atrapados en círculos viciosos para no enfrentarse a esos seres que consideran perjudiciales para su salud emocional. Quizá sueñan, deseando un cambio de vida, sólo que vuelven a su refugio por el miedo a confrontarse con el entorno social que suele menospreciarle.

Resulta absurdo que en un planeta sobrepoblado, millones de personas sufran de esta marginación, tengan la necesidad de enfrentar sus problemas sin ayuda, sin apoyo. llorando desconsolados porque nadie les considera importantes, se debilitan, se menosprecian también.

Triste que seamos millones y haya tanta gente sola.

No les preguntan cómo están, cómo se sienten. Sus palabras sobran porque nadie les escucha. ¿Cómo llegamos a esta enferma realidad? ¿Cuándo olvidamos a nuestros congéneres? ¿Es el individualismo, el consumismo, el idealismo? Lo cierto es que debemos reconocer que hay algo malo, muy malo, en todo esto.

Unos, para sentirse superiores, menosprecian a los demás. Otros, para hacerse los importantes, subestiman a su prójimo. Eruditos creen ser mejores que los ignorantes, padres sabelotodo con sus hijos. Hay quienes creen que negarle el baño a una persona es una regla de su negocio. Indolencia generalizada.

Las guerras por la supremacia, las leyes por el control, la avaricia por la comodidad y el abuso. La humanidad debe cambiar estos conceptos enfermizos, retrógrados, obsoletos, inmorales.

Ayudar a otros no es una caridad necesaria, dar migajas. Debe ser más bien un compromiso por nosotros mismos. Debemos entender que mi caída sería la caída de todos y mi crecimiento vendrá con el crecimiento de los demás. Somos una colmena, una comunidad de vasos comunicantes, nuestra riqueza intelectual será la de los demás también.

Creemos conceptos nuevos de solidaridad, compromiso social, conexión con los demás del mismo modo que algunas comunidades ancestrales lo hacían con la naturaleza, con el entorno. Sólo así podremos acabar con el infierno que millones viven, sólo así podremos dar un paso arriba en el peldaño de nuestra evolución como raza.



¿Morena puede?

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México vive un momento inédito: la transformación de la vida pública. El triunfo de AMLO en la presidencia, sus logros en pocos meses, el desmantelamiento de las estructuras de corrupción traerán también grandes cambios en la vida social.

Escuchamos en los medios que Morena, el partido creado apenas hace cinco años, ahora gobernante y con mayoría en las cámaras, se encuentra en un proceso de renovación de la presidencia nacional y eso no es poca cosa.

También renuevan a sus delegados estatales y municipales. ¿Podrán con el paquete? En otros partidos como PAN y PRI, por situación histórica, no tuvieron la necesidad de salir de un partido para conformar el suyo. Antes no había tantos partidos o ni siquiera los había.

Morena, en cambio, recibió gente que antes pertenecía a esos partidos o a otros más pequeños. ¿Y? De ahora en adelante, de algún modo, los nuevos partidos contarán siempre con gente de otros. ¿Qué se hace con los «colados»? Nada. Si huyeron de otros es porque ya no estaban a gusto ahí. Punto.

Al conformar un partido nuevo, se trata de avanzar, de romper los vicios que dejaron las otras fórmulas. Quizá algunos dirigentes se «apropiaron» de las cúpulas del poder y el resto no podía ni opinar. La solución más obvia es huir. ¿Queremos que un partido se consolide? Vayamos a sus bases, sus principios y a facilitar dentro del partido la intervención de ideas de todas las corrientes de pensamiento.

La diversidad organizada es mejor que la totalidad impuesta. El partido nació con principios y si se apegan a ellos, entre todos podrán lograr lo que se propongan. Si algunos desean imponer su voluntad, quizá es porque otros temen dar su opinión y ese es el principio del fin.

El reto para Morena es lograr el diálogo con todas sus partes, encontrar y vivir una democracia interna que facilite su operación, dada la inmensa tarea que tienen al frente. Aprender a detectar a miembros que sólo vienen de espías o a boicotear, denunciarlos y expulsarlos sin miramientos, es una de sus más apremiantes tareas.

En algunas partes del país, se escucha que ciertos candidatos a dirigir el partido en su región, llevan acarreados para imponerse. Si se aceptan esas prácticas para no generar escándalos, volvemos al método del PRI. No se quiere el poder por el poder metido en las venas de un partido con ideales como lo es Morena. Se quiere el poder por el servicio, como lo ejemplifica con sus actos su fundador Andrés Manuel.

Jurar cumplir y hacer cumplir los principios del partido es la vía más pronta para encontrar a los leales, a esos que cederían su postulación por una mejor opción, esos que no se amedrentan con los medios fifís, ni con rumores, sino con hechos. Gente con la camiseta puesta que lea mucho y escuche a su gente, que enarbole las causas justas de la mayoría y no se deje vencer por los chismes que desestabilizan.

Liderazgos

Un líder, un guía, un facilitador, es quien ha enfrentado adversidades con valentía, coraje, determinación. Esas primigenias experiencias y su tenacidad, constancia y entrega, le dieron el empuje para liderar a otros. Sabe, ha leído, ha recorrido el camino, debate ideas, propone, discute y mejora sus argumentos con inteligencia. Viaja, estudia y luego enseña a otros el camino.

Un partido como Morena, debe ser un semillero de liderazgo si se quiere mantener funcionando por muchos años. Los buenos líderes no necesitan del título formal de líderes, lo son de forma natural. Haz el bien, sin mirar a quién. No busques el poder si no es para servir a los demás.

Las bases

Mucha gente que pertenece a Morena no sabe cómo resolver los asuntos del partido, pero he sido testigo que miles estudian, se preparan, toman cursos, escuchan conferencias porque quieren estar a la altura de una transformación social con énfasis en lo cultural, aceptando con estoicismo la democracia, porque saben que es un camino comunitario, cediendo, aportando su tiempo y dinero en una tarea titánica.

Algunos otros se decepcionan porque no encuentran lo que buscaban. ¿Qué buscaban? Porque un partido, en su concepción básica y no como lo han convertido otros en una mafia, tiene una noble causa: servir a otros. Cuando vienen a servirse de los otros entran los problemas.

¿Puede Morena con el reto?

Apuesto que sí. Me gustan sus principios y creo que los mexicanos valientes, de corazón, son más que los maleantes que nos gobernaron por décadas. No será fácil, pero si ya logramos lo inaudito, ¿quién podrá contra un grupo de mexicanos unidos para servir?

NOTA: No pertenezco al partido, comulgo con sus ideales y comparto mi tiempo y experiencia con muchos que sí pertenecen a él. Esto que escribo es mi mirada desde ese particular punto de vista. Gracias por compartir.

Generación de humanos-agua

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En la época que nos ocupa, aludiendo al génesis de El Perfume (Süskind, 1985) reina en las ciudades un hedor imperceptible, las personas se volvieron inodoras, porque no hay narices para advertir los aromas de la contaminación, de la basura que producen, de la sangre que derraman. Se han vuelto también mudos, no se saludan por las calles, no sonríen porque temen el compromiso de nuevos amigos, no gritan las injusticias, no se alarman por la muerte, los ríos de muertos que anuncian los medios. Es una época más lúgubre que aquella cuando los drenajes eran los caminos de los pueblos.

El sentido de la vista, en estado crítico, deja de ver lo importante. Prefieren ver lo divertido, se burlan del caído, les entretienen las matanzas y un imperio de la ignorancia reina sobre los libros clásicos, abandonados en anaqueles. Pululan las noticias falsas, las investigaciones insulsas de gente que ni siquiera sabe un átimo de metodología. Ciegos por convicción. Atados a sólo imágenes violentas, multicolores, ensordecedoras.

Y son sordos. Escuchan a conveniencia, dispuestos a dejarse seducir por «religiones falsas» (lo cual es un pleonasmo puro), creyendo idioteces. Todo lo que escuchan no pasa el filtro del pensamiento crítico y entra directamente en su torrente sanguíneo, haciendo fervor por lo inaudito. No pueden escuchar el grito de un niño que implora atención, que desea un sano juego de pelota sin reglas ni repeticiones en el var.

Inodoros, incoloros e insípidos.

Así es esta generación de humanos-agua, no huelen, no emiten señales lumínicas, no tienen sabor. Es la peste, todo apesta. Es el olor al estiércol monetario, al consumismo que volvió la educación en un negocio, el nacimiento de los niños y el amor en matrimonio de 50 mil bolas para fiestas que terminan en borracheras y francachelas. A estas, fueron puras las tertulias dionisíacas, bacanales de alegría, convivencia, vino y orgías llenas de amor. Hoy cuestan dinero, hay hipocresía, debaten sobre artistas de televisión y se ríen de los que no tienen para derrochar el dinero que tienen prestado.

No huelen, no ven, no saben.

En estos términos, apestan los jóvenes y los viejos, los patrones y los obreros, la publicidad a mentira, los sermones a vejaciones y pornografía con monaguillos, los discursos a entrega de cuerpos en enfrentamientos con inocentes, los mares a basura de unicel y plástico, los árboles a tristeza, las nubes a contaminación, la producción a explotación, las ideologías políticas a invasión imperial, las películas a enajenación, la televisión a dominio de masas. Todo huele muy mal.

Increíble que a estas alturas no haya terminado la guerra. Cada quien jala agua para su molino en un individualismo insensible a los gritos de dolor y angustia de millones hundidos en la podredumbre y la desesperanza. El amor por los demás es sólo un sueño. Hay mucha, mucha gente y casi todos se sienten solos. Creció el odio, hicieron caso a los discursos sobre muros y fronteras, segregación racial, discriminación, combatieron la diversidad cultural, sólo unos cuántos tenían derecho a su paraíso. Hicieron caso a los pastores que argumentaban sobre su único y verdadero Dios, ensalzaron su raza aria, eliminando a millones en muertes ignominiosas.

Arrancaron el espíritu de convivencia, de paz, de armonía y todo ello, tomando la justicia en sus manos. Unos se sintieron dueños de la vida, los deseos, los sueños y el amor de otros. Y sembraron la discordia, la ambición, la avaricia en los demás. Hubiera sido más sano y menos mortal vivir en la Edad Media, en el obscurantismo. No supieron qué hacer con sus talentos. Los malgastaron. Llegó el dantesco infierno al corazón de los humanos. Muchos pensaron que era una descripción de un castigo eterno y no entendieron la metáfora del Mefistófeles que podemos ser en la vida de nuestros congéneres, quitándoles la vida, la alegría y la salud.

Si tanta reglamentación nos impide decidir libremente sobre lo que nace a borbotones de nuestros más profundos deseos, en los que todos deseamos amar y ser amados, vivir plenos y felices, alcanzar estados de paz profunda, ¡dejemos ya las reglas! Amemos, sonriamos, olvidemos las ofensas, cultivemos la amistad, no creamos que el placer es un pecado sino una vía de encuentro con los demás. No sintamos apropiaciones materiales, que todo fuera para todos. Mi casa es tu casa, donde comen dos comen tres y así.

Por ambición política, la derecha mexicana desea una guerra civil

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No es la primera vez que observamos sus intenciones fascistas, gente del PAN promueve la renuncia de AMLO porque liberaron a Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo Guzmán.

¿Por qué fascistas?

El fascismo es una ideología, un movimiento político y un tipo de estado​ de carácter totalitario y antidemocrático que se difundió en la Europa de entreguerras desde 1918 hasta 1939.

Imaginarlo no es difícil, si vemos en México la época que gobernó el PAN y algunos períodos del PRI en la presidencia; se trata de la exaltación de valores como la patria o la raza para mantener permanentemente movilizadas a las masas, lo que ha llevado con frecuencia a la opresión de minorías y un fuerte militarismo.

Como símbolo de ese fascismo, los Panistas de cierta época, cancelaron un anuncio de Wonderbra (brasieres) porque rompía la «moralidad» de los mexicanos. Siempre santiguados, luego se les vio contratando «edecanes» sensuales para sus fiestas privadas.

El modelo neoliberal

Los últimos 36 años, en México, observamos este modelo económico que implica la desarticulación sistemática del Estado para favorecer una competencia de mercado económico sin restricción alguna, lo que generó un incremento salvaje y desconsiderado de la pobreza de gran parte de la población.

Los líderes de la oposición en la actualidad

Desde que inició la llamada 4T (4a. transformación de la vida pública de México), la oposición (partidos políticos como el PRI, el PAN, el PRD y MC) insiste en su única concepción de estado, un estado que valora más el dinero que la vida humana.

Marco Cortés, presidente del PAN

No les gusta cómo este gobierno está cambiando los paradigmas, porque valora la vida, la diversidad, la democracia, la paz. Los mexicanos pedimos un cambio a su «única» forma de ver al gobierno (fascismo), donde los «legales» son los «correctos» y los demás deben ser perseguidos.

Los mexicanos pedimos un diferente modelo económico, quizá volver al liberalismo original donde el estado interfiere en el equilibrio económico y no el salvajismo competitivo del modelo neoliberal. Votamos por una limpieza de los corruptos, que se vendían a cárteles de la droga o a grandes capitales.

Nuevos paradigmas

No les gusta, pero, curiosamente, a los mexicanos sí. Luego de la liberación de Ovidio Guzmán, vuelven a crecer los índices de aprobación del presidente y el coraje de los que aún apuestan por su fracaso.

Mientras el presidente pide paz y salva vidas, la oposición apuesta por una guerra civil con tal de obtener escaños electorales en los próximos comicios.

Condusef alerta sobre empresas por fraude en préstamos

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¡Cuidado! Además de los bancos tradicionales y formales, como Bancomer, Banorte, Banamex y demás capos formales que empobrecen a la población con intereses altísimos y comisiones abusivas, están una serie de empresas que ofrecen préstamos en los que puedes perder tu dinero.

En lugar de recibir tu préstamo, puedes perder hasta $100 mil pesos por intentar obtener una forma para salir adelante (no hay otra que el trabajo formal, la empresa o la inversión).

Estas son las empresas fantasma que operan en México

Empresas fantasma, empresas fraudulentas

Según Condusef, las empresas fraudulentas son:  Impacto Financiero, Financiamiento Crece, Credi-Net y Credi Master, Bienestar Económico, Servicios Financieros Navegantes, Soluciones Globales Ferco, Creciendo al Mundo, Banco Nacional de Crédito o Liquidez, Soluciones y Negocios, Voy por lana, Financiera Opción Efectiva, Admiral Capital, Beta Crédito, Sociedad SIMAE, Money Holding y Cooperativa Acreimex.

¡Tenga cuidado!

Los tres históricos golpes al ego humano

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El ser humano ha recibido tres golpes bajos durante su caminar por este mundo, su ego se ha visto insultado por la realidad, que terminó imponiéndose a pesar de sus más anhelados deseos.

El primer gran golpe al ego humano

El hombre se ha creído siempre el rey de la creación, su capacidad superior a las demás especies de la tierra y del universo le dictaron su título nobiliario de el ser perfecto, parido por los mismísimos dioses.

Ha llegado entonces Galileo Galilei y puso de cabeza ese sueño mágico de ser el centro del universo. La tierra no es el centro del universo y tampoco de lo es del sistema solar. Ni la Vía Láctea es tampoco ni la más grande de las galaxias.

Ese golpe dejó a muchos llorando por que no son más que un simple cúmulo de mortales en un planeta fugaz entre las constelaciones universales.

El segundo gran golpe al egocentrismo humano

Luego se creyó que un dios (o varios), con cualidades supernaturales ha creado los planetas, ha dividido el mar de la tierra y le ha formado de barro, dándole vida con un viento divino.

Pero llegó Darwin y le ha dado moquetazos a esas versiones idílicas, a esos sueños de grandeza, a esas aspiraciones de eternidad y le ha dicho que no es más que un descendiente más de la familia de los monos.

Las arrebatadoras pruebas científicas de la evolución humana desde las especies homínidas pasadas también han provocado incredulidad, inseguridad, de miedo a esa inaplazable realidad.

El tercer gran golpe al ego humano

Por si fuera poco, el hombre se ha tomado siempre a sí mismo con aires de inteligencia superior, pretendiendo asumir roles de mando, como reyes, al menos como príncipes del mundo.

Sólo tendría que venir Freud a enseñarnos un poco de humildad y abrir nuestros ojos a un ente oculto llamado inconsciente. Ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos y son decisiones involuntarias las que nos controlan, desde los instintos hasta ese contenido intrigante de los sueños, su habilidad para meter la pata, las terribles telarañas de la duda, sin olvidar el más complejo de sus razonamientos: la filosofía.

El hombre no ha hecho más que preguntarse para qué está en este mundo y miles han intentado explicarlo, dejando siempre más dudas que respuestas.

Me encantaría leer sus comentarios. Gracias.

Mensaje oculto en los servicios del SAT: «Evade impuestos»

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El Sistema de Administración Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP) trabaja al ritmo de un programa de computadora equiparado al Windows 95.
Cierto es que los contribuyentes necesitan actualizar sus datos cada cierto período, aunque, si generan facturas diariamente ¿será eso necesario? Cada nueva factura generada resulta ser un refrendo de la vigencia de un negocio o de un individuo con actividad profesional.

Sus atiborradas oficinas de «servicio», si se pueden llamar así, son simples tramitadoras de papeleo que ellos mismos generan con su normatividad de funcionamiento. Sus portales de internet son más confusos que mi contador y eso ya es mucho decir.

Como ejemplo, si se vencen tus archivos de registro digital, terminarás vomitando. Es típico que acaben su vigencia el mismo día que se vence tu firma electrónica, pues por lo general la gente tramita todos el mismo día y tienen la misma duración: 4 años.

Si la firma, no podrás renovar los demás y ese es el círculo vicioso. Debes descargar un programa que se queda trabado como internet cuando funcionaba con teléfonos por horas… ¡Nunca se validan! y su interfaz es tan anticuada como ineficiente.

Si yo le pidiera a mis clientes que, para poder comprarme deben tener pasaporte, visa, acta de matrimonio y defunción, no me compraría nadie. Aquí parece lo mismo, el SAT quiere que le ruegue de rodillas, previa letanía de plegarias, que me permitan por favor, de la manera más atenta, si a sus majestades no les causa inconvenientes que ¡Me dejen pagar impuestos!

Tal parece que solicitan a los contribuyentes que evadan impuestos para no darles trabajo. Así, ellos serían felices y nosotros lloraríamos porque deseamos fervorosamente pagarles los impuestos correspondientes.

Opina, por favor.

¿Y si me invento un dios?

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Quisiera un dios no tan bueno y santo, benevolente y piadoso, porque tanto amor a la humanidad la ha convertido en lo que es. Mejor uno maldito, uno desdichado, desgraciado y perro con la humanidad, que nos humille, que nos haga sentir cucarachas indignas, cuya impiedad nos haga sentir hermanos, cómplices, amables unos con otros, capaces de comprendernos.

Quiero un dios al que no tenga que confesar mis pecados, que respete mi libertad de decisión, que no mendigue mi atención. Lejos de eso. Un ser divino pero ausente, que no imponga la paz del mundo que tenemos, ni que necesite alabanzas para ganar su consideración.

En lugar de un dios omnipresente, atento a todos los males del mundo, prefiero uno de tamaño menor, uno al que no le incomode nuestra presencia, que no necesite darnos reglas porque no somos nada importante para él. Si puede, que se mantenga lejos de nosotros.

Voy a inventarme un dios cuya sabiduría no entorpezca la nuestra. Cuyos deseos no se incomoden con los nuestros. Un dios al que yo pueda acomodar según mi voluntad y no que deba aceptar la suya.

Mi dios será famoso en las actuales comunidades de creyentes pues podrán comer del árbol del bien y del mal, del conocimiento; no se sentirán arrepentidos por lo que han hecho, pues no habrá mal, ni bien, sólo acciones humanas sin calificativos.

Dedicarán sus esfuerzos a convivir con otros seres humanos, quizá distintos, pero igualmente aceptados por los demás. Este nuevo dios estará tan lejos de nosotros que ni siquiera tendremos noción de su existencia. Como es producto de mi imaginación, no tendrá importancia, será insignificante. La humanidad renacerá en un mundo del cual se hará responsable.

Quiero un dios ambiguo y no tan preciso como dicen que es. Cuya palabra no se entienda en los diferentes contextos. Cada quién podrá leerlo a su gusto, a su antojo y las frases puedan ser usadas a favor y al gusto de quien desee citar su palabra.

Prefiero un dios con favoritismos, no uno que ame a toda la humanidad por igual; que haga milagros por fama y no para erradicar enfermedades. Quiero uno que sea capaz de olvidarse de otros mundos y se dedique sólo al nuestro o mejor que desaparezca.

No quiero un dios que sea perfecto, sino que se equivoque, que nos dé la oportunidad de enseñarle unas cuántas lecciones. Prefiero un dios que no use al demonio como pretexto sino como aliado para engrandecer a los que seamos llamados sus hijos; prefiero no ser su hijo, sino su socio, corresponsable del cuidado de mis hermanos, de otras especies y de la naturaleza.

Voy a inventarme un dios insípido, sin color, sin chiste, para que no llame la atención de nadie y así, lo que hagamos por nuestros hermanos sea valorado. Que no requiera la humildad y no le estorbe la soberbia.

Sé que muchos amarán buenos sabores sin arrepentimiento ante las dietas, pues mi dios se habrá hecho una creación 100% sustentable. Nada engordará, nada estorbará, nadie morirá, pues su vida eterna será la única.

Nadie podría morir, por tanto, nadie será capaz de asesinar. Ninguna acción es considerada malvada, eso no existirá. Todo lo que podemos hacer es bueno, no importa quién lo haga, de qué territorio provenga, cuáles sean sus gustos, será una vida feliz.

No quiero un dios tan misericordioso que haga valorar la pobreza, prefiero un dios capaz de enriquecerlos a todos por igual, sin necesidad de dinero.

Quiero un dios que no señale con el dedo a quienes no piensan como él, sino uno multicultural, diverso, enriquecido por el conocimiento de la amplia gama de formas de ser. Uno que permita la autocomplacencia y no se ande con limitaciones morales.

Hagamos entre todos un dios más conveniente no sólo para cada uno, sino uno efectivo para la paz, invisible para el amor fraterno, sin reglas arcaicas que limitan la eclosión humana. Recuperemos la dignidad que las creencias pasadas han sepultado en acumuladas listas de pecados.