Un caudillo en la silla presidencial

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A lo largo de la historia de la humanidad podemos encontrar caudillos de la más diversa índole, buenos, malos, abusivos, dictadores, guerrilleros. Un caudillo, según el diccionario, es una “persona que guía y manda a un grupo de personas, especialmente a un ejército o gente armada”. Una vez que se toma el control, el mando de un país, ¿qué necesidad tendría un “líder” de seguir la lucha, la guerra, las matanzas? Sentado en la conocida “silla presidencial”, el tipo debería volverse más “ejecutivo”; ya no estamos en tiempos de la revolución ¿o sí?

¿Caudillo por decisión?

Si nos metemos en la cabeza de un revolucionario más o menos promedio, como muchos casos en la historia universal, llegan a encabezar, dirigir y controlar ejércitos por un motivo casi siempre claro; es decir, hay una necesidad latente de actuar para liberar de la opresión, para defender un territorio o conquistar uno nuevo. No se vuelve uno caudillo sólo porque se me pega la gana. Bueno, si hay excepciones, por ejemplo, Napoleón Bonaparte, quien era un tipo que desde joven se le metió la idea en la cabeza de gobernar, si no al mundo, al menos a Europa. Y vaya que le vendió la idea a miles de franceses.

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El efecto Tlatelolco, herida que no sana (Vídeo)

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Desde 1968, debido a la matanza de estudiantes en la plaza de las tres culturas, en México se vive el efecto Tlatelolco. El estado reprimió a los ciudadanos que se manifestaban para causar miedo. Y lo logró. En la cultura de los mexicanos queda siempre el terror a alzar la voz, a decir lo que se piensa, porque es posible que el estado te mande a matar. Es tal el miedo, que un porcentaje alto de la población adquirió la actitud de apatía, es decir, piensan que no es asunto suyo.

Tlatelolco queda en la memoria

Los medios masivos de comunicación a los que el mismo gobierno les impuso leyes de cumplimiento estricto de oficialidad, difícilmente se atreven a contravenir directamente a las instituciones del gobierno por la misma desconfianza de la represión a la libre expresión de las ideas.

Así que, tanto la población se auto-reprime para alzar la voz, por miedo, como los medios masivos son víctimas mudas de la misma imposición y simultáneamente, promotores de la continuidad de ese efecto Tlatelolco.

El retorno del PRI

Peor aún, en este desastroso retorno del PRI a la Presidencia de la República, ha puesto de manifiesto que las políticas serán las mismas, imponer miedo por las desapariciones forzadas que se repitieron tristemente, teniendo como caso emblemático los estudiantes de Ayotzinapa, pero que son miles más, así como el silenciamiento y represión a la libertad de expresión, cuyos casos emblemáticos son el rompimiento del contrato de MVS con el equipo de Carmen Aristeguí, hoy premio Gabriel García Márquez de Periodismo por su investigación sobre la casa blanca de Grupo Higa y el asesinato del fotoperiodista veracruzano Rubén Espinosa.

Finalmente, este efecto Tlatelolco trajo consecuencias adicionales: el gobierno se ha sentido propietario único de la verdad que nadie se atreve a contradecir, las leyes se han creado sin oposición, la injusticia se instituyó como parte de la vida nacional, y los políticos ni pueden ser destituidos; por su parte, grandes grupos en el nivel social como los bancos, las grandes empresas y los industriales, han copiado el modelo de imposición y represión tanto para sus empleados como, de forma inverosímil, contra sus propios clientes.

El efecto Tlatelolco

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Tlatelolco, sin duda, no se olvida, por el dolor impresionante que dejó a las familias de cientos de estudiantes, como por la huella profunda que dejó en la vida nacional.

1968: Lo que sabemos de Tlatelolco son patrañas

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1968 es un año que marcó la historia de México. Pero no todo terminó bien. Detrás de esos jóvenes asesinados, hubo intereses por imponer a un candidato como sucesor de la presidencia al terminar Díaz Ordaz.

Presento a ustedes una serie de lecturas que vale la pena revisar para comprender el alcance de las movilizaciones nacionales. Cómo la gente es «utilizada» por los poderosos para lograr su interés de afianzarse en el poder.

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La educación estancada no nos llevará al progreso (vídeo)

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La educación estancada: El modelo educativo del mundo está en crisis porque no fue creado para nuestro tiempo. Desde su estructuración en la época de la revolución industrial, cuando los empresarios requerían obreros capacitados para sus crecientes industrias, que aprendieran a leer, escribir, ser puntuales y obedientes de la autoridad, responsables, conocedores de geografía para ampliar los mercados, etc.

Educación moribunda

El modelo educativo del mundo está en crisis porque no fue creado para nuestro tiempo. Clic para tuitear

Con el tiempo, las escuelas fueron cubriendo una a una, las demandas del mercado laboral y de los sistemas políticos que se inmiscuyeron para formar súbditos. Así, se inició el sistema que perdura hasta nuestros días. Centros de instrucción para crear máquinas de producción humana, capaces de resistir por largas horas las demandantes exigencias del ambicioso e invasivo sistema productivo de las sociedades y controlados bajo un régimen de obediencia y cumplimiento de la ley.

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