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Llamar a la guerra no es asunto sencillo. Tal vez es porque ya estamos listos para ello. Lanzarse a pelear con el estómago, porque estamos muy enojados, o quizá nos han quitado algo o a alguien muy valioso para nosotros. Probablemente nuestro enemigo mató a un ser querido. Sin embargo, correr como toro tras el enemigo es un asunto delicado y peligroso, quizá no sólo porque la vida esté en juego, sino porque en realidad le estamos dando al enemigo la oportunidad de desaparecernos sin consideración. Dándole más poder sobre los demás.

La forma de ganar una guerra, lo dicen los manuales, los libros y documentos interminables que se han escrito a lo largo de la historia, se gana con planificación e inteligencia.

¿Cuántas guerras y batallas se ganaron con engaños?

El uso de trucos y tácticas son del todo útiles a la hora de emprender la embestida. Aquellos que se lanzaron a pelear sin plan, sin método, en su gran mayoría, murieron en menos de lo que cantó un gallo.

Hay historias que nos dejan su experiencia y hoy día podemos aprender de ellas si realmente queremos ganar una guerra, que, por cierto, no forzosamente debe derramar sangre; es decir, se pueden lograr los objetivos que se están buscando sin necesidad de que muera gente, involucrada o inocente. Lo importante es tener claro qué se requiere y trazar una vía de lucha inteligente que permita lograr las metas planteadas.

Para que se pueda ganar, por ejemplo, el cambio de ruta que sigue un país, es lógico (e históricamente probado) que se debe contar con una superioridad numérica de personas interesadas en concretar ese cambio. Si no se cuenta con un ejército, cualquier batalla se perderá, incluso la ideológica. Los que controlan hoy el mundo lo han hecho gracias a la venia de la gente, lo han hecho con su permiso; mejor aún para ellos, con su apoyo y bendición.

Obviamente, con engaños, con manipulación, empujando con fuerzas obscuras, desapareciendo misteriosamente a quienes pueden o intentan desenmascarar sus planes. Si se pretende acabar con esa dominación perversa que hoy día existe sobre las poblaciones humanas, controladas por medio de sistemas económicos, políticos, educativos y legales, no basta con enojarse y salir a las calles a aventar bombas molotov, romper vidrios e insultar al presidente en turno. Se debe planear una estrategia según cada país, cada ciudad o cada caso.

Control ideológico

El Club Bilderberg (googlealo) es un grupo de magnates y políticos muy poderosos a nivel mundial que a través del Instituto Tavistock (igual) controlan ideológicamente a las masas para lograr imponer candidatos, acabar con los recursos naturales, controlar rutas de distribución de productos a nivel mundial, etc. Por muy enojados que podamos estar, debemos actuar de forma inteligente, si deseamos lograr un cambio internacional. Porque el enemigo no es del tamaño de un país, sino que controla a los medios masivos más influyentes del mundo, incluso las redes sociales.

Por eso muchos grupos disidentes (contrarios al Bilderberg) llevan años transmitiendo la información por todas las vías que les es posible (como el Wikileaks) para difundir primero quién es el enemigo y de qué tamaño es su poder. Ese es el primer paso para crear un plan o estrategia acorde al tamaño del enemigo.

No es sólo la cúpula gobernante de un país, sino los intereses de monstruos internacionales que no dejarán su negocio a la deriva, porque les genera poder y dinero, con él compran voluntades y tienen asegurado el futuro elitista de varias generaciones familiares. Por tanto, saben dónde generar pobreza y silencio, desaparecidos, caos, confusión, hambre, etc., para minimizar el impacto de ideologías adversas, porque sin alimento en el estómago, difícilmente tendrán armas, o medios para gritar su dolor.

El abogado del diablo

Hay una estrategia que los enemigos del mundo no han considerado, y es la del abogado del diablo (leer novela de Taylor Caldwell). Ellos mismos se han echado encima, en contra, al mundo entero, sin darse cuenta. Una guerra hoy, implica también conocer las estrategias mediáticas que dividen al enemigo.

Ha pasado en muchas guerras de la historia que las batallas se ganan con engaños, haciendo creer al enemigo que se atacará por una parte y se termina atacando por frentes distintos, tomándoles por sorpresa. Pero es un hecho indiscutible que los mejores ejércitos son aquellos que tienen una sólida estructura ideológica que todos comparten, es decir, la unidad y la fe en la causa justa (al menos para ellos) que pelean. La convicción de cada persona es vital para no desestabilizar la coordinación de las tropas.

Así que, como enseñanza para el Paro Nacional en México este 14 de octubre, pero también para llegar a consolidar un cambio duradero en la política nacional, es que debemos unirnos, estar convencidos que hacer acciones de resistencia es necesario, mantener la unión y convencer a muchos más. Usar todos los medios posibles para debatir y respetar el punto de vista de otros, aprender sobre lo que sucede realmente en el país, no dejándonos contaminar por los enemigos que quieren dividirnos en izquierdas o derechas o centros o comunistas o neoliberales o revoltosos… esa es la tarea de los peñabots.

El pueblo siempre manda

Somos ciudadanos, independientemente de la preferencia partidista, y estamos claros que los manejos políticos están siendo sumamente corruptos en el manejo de los recursos públicos. Así que, independientemente de quién llegue a gobernar este país, los mexicanos debemos cambiar nuestra actitud con los políticos. Son nuestros empleados y deben escuchar a los ciudadanos, pero no queremos que se escuchen estupideces, por eso debemos procurar educar a los demás primero, antes de darles un micrófono.

Por eso todos debemos volvernos lectores y conocedores de los rincones administrativos de nuestro país. Cada quién es especialista en su área y en eso debe meterse a observar y denunciar por vías como las redes, tratando de participar en los medios masivos y en foros ciudadanos. Es exigirnos también más como población, pero respetándonos, debatiendo y aprendiendo con humildad.

Este artículo tiene la idea de hacerte pensar. Quizá hay temas que no se tocan porque serían muy largos. Pero puedes agregar lo que pienses en los comentarios. Siempre se agradece no ser muy extendido, sino concisos y puntuales. Ojalá sirva para ir formando conciencia de nuestro futuro como país. Gracias.

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Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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