La trágica vida sin sentido de dos adolescentes cometiendo errores una y otra vez, unidos por un hilo negro de amor a su estilo, que no termina de cuajar y, sin embargo, sus vidas parecen no tener sentido si dejan de frecuentarse, aunque también nos preguntamos si tiene sentido su unión.
Uno puede llorar al mismo tiempo que carcajearse por el humor negro que se produce en las situaciones que sus vidas van tejiendo sin cesar. ¿Vale la pena vivir? ¿amar? ¿sentir? ¿irse lejos o volver? ¿encontrar a sus familiares? Ellos no saben encontrar las respuestas y se enredan entre sí para no morir de tedio.
Escuchamos sus pensamientos y sus diálogos en un eterno mirar al infinito mientras nosotros emitimos juicios a priori por desear para ellos siempre lo mejor, que no es forzosamente lo que ellos terminan deseando.
Disponible en Netflix, es una serie corta, de dos temporadas y ocho capítulos breves en cada una. El maratón de una tarde.
Las actuaciones de los británicos Jessica Barden (Alyssa) y Alex Lawther (James) son increíbles, especialmente porque no pueden reírse cuando debieran estar muriendo a carcajadas por dentro. Su papel existencialista es, curiosamente reflejado en la casi totalidad de los personajes de la serie (salvo el papá de ambos y un par de policías que parecen soñar en un mundo de locos, algo acostumbrados también al tedio).
Disfrútenla con sus palomitas de maíz.