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Si viajamos en el tiempo en que los países no estaban tan delimitados por fronteras como ahora, cuando los indios rojos americanos ocupaban territorios o cuando las comunidades vivían en torno a ciudades ceremoniales como los pueblos indígenas del resto de América, observaremos que las tierras le pertenecían a los nativos. Fueron las invasiones, como la corona inglesa o la española, las que “se apropiaron” de todo, incluso de la vida de las personas que habitaban ahí.

La esclavitud, pasado el tiempo se abolió y se instituyó la propiedad privada. Cada uno es dueño entonces de la parte que le corresponde (nuevamente). Aunque quedaron ciertas diferencias significativas, como la aparición del “espacio público” que en definición pertenecería a todos y en la práctica, a ninguno.

Sólo que hoy día, esa área “neutral” parece ser propiedad del gobierno y éste, de unos cuantos políticos y oligarcas que controlan naciones o generan leyes para someter a las poblaciones o controlarlas.

La tierra es de quien la trabaja, frase acuñada por Emiliano Zapata quien, al igual que los próceres previos de la independencia, lucharon por obtener la libertad de los ciudadanos ante coronas imperiales; indicaba con su frase que la lucha era para dar el derecho a las personas de México a ser propietarios de un espacio al que pueden trabajar y generar los alimentos para su subsistencia.

Con el paso del tiempo, este año que en México se celebra el centenario de la Constitución que supuestamente nos rige, el desorden ocasionado por la voracidad de grupos trasnacionales o locales de grandes capitales, comprando o corrompiendo a los políticos, han logrado firmar las leyes que les benefician a los poderosos y a insistir en implantar modelos económicos oligárquicos neoliberales.

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De ese modo, en este México adolorido y traicionado, tiene posibilidad de meter a la cárcel a los ciudadanos pero no a los políticos corruptos o a quienes pueden pagar libertad. Tenemos meses buscando al gobernador corrupto de Veracruz, Javier Duarte y muchos otros igualmente saqueadores de la riqueza, y de inmediato se detiene a 200 saqueadores de tiendas de autoservicio.

Así que, ante la pregunta: ¿a quién le pertenece este país? Está claro que la respuesta es amarga. Quienes ganan de los beneficios de la tierra. Los obreros y trabajadores nunca son dueños de un gran patrimonio, viven al día con lo que ganan esclavizados por trabajar, difícilmente se hacen de miserables propiedades a precios condenatorios.

Los políticos en cambio, con un mínimo esfuerzo, se embolsan cientos de miles de pesos. Los grandes magnates, Slim, por ejemplo, bien podrían gastar millones diariamente durante ¡el resto de vida de sus bisnietos!

No hace falta ser muy docto para darse cuenta quiénes son aquellos que sacan más tajada de un territorio que, en teoría, es nuestro. La realidad es que se han ido adueñando de tiendas, como los OXXO, que cada una de ellas al abrir orilla a seis tiendas particulares. OXXO pertenece a Femsa, Coca-Cola, con la mano en la cintura, gracias a los recursos económicos que posee, destruye a los locales e invade. Ahora invierte también en gasolineras y va por los ductos de gas.

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Así, cada día poseen más, mientras que los pequeños no tienen posibilidad de competir con esos monstruos. Llegará el día que compren leyes (si no es que ya lo hicieron) para beneficiarse aún más. Quizá luego nos vendan la idea de privatizar al gobierno y con ello ganar también nuestros impuestos y la obediencia ciega a sus ordenanzas.

México hoy le pertenece a los grandes inversionistas extractores de petróleo, de minas, consorcios de comunicación, grandes industrias, etc. Le pertenece a unos cuantos políticos que dirigen y deciden quiénes serán los futuros candidatos de todos los partidos y sólo nos darán el dedo para votar por aquél que ellos consideran el idóneo para ganar la lotería con departamentos en Miami o casas blancas para el presidente o los miembros de su gabinete, aunque no sepan ni leer.

No hace falta más que seguir el guion del mensaje que se dará a la nación para explicar por qué debe fajarse el cinturón, una vez más, mientras ellos vuelan en helicópteros y aviones lujosos. A cambio de poner sus caras de idiotas en la televisión defendiendo las reformas neoliberales, obtienen su pago millonario y luego pueden ir a la cárcel para quitarles todo lo que obtuvieron.

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Así se las gasta el sistema actual y no hay forma de despertar a la gente porque los medios masivos les engañan, les infunden miedo, les tienen amenazados con cada vez más cuerpos de seguridad que nosotros les pagamos con nuestro arduo trabajo. Que se entienda bien: los gobiernos del mundo no producen, son vividores. Saquean a quienes trabajan con el sudor de su frente.

Luchemos JUNTOS, SIN MIEDO, por cambiar esta realidad de nuestro país. Con INTELIGENCIA y SIN VIOLENCIA hagamos cambios sustanciales: eliminemos el fuero, atrapemos a los corruptos, apoyemos al comercio local, acusemos, alcemos la voz, apaguemos la TV e informémonos en varios medios, no creamos tantas mentiras (investiguemos bien cuáles son). Ánimo, no todo está perdido: nos tenemos a nosotros que somos la verdadera médula y sustancia de este país.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

2 comentarios en «Reflexiona: ¿de quién es el país?»

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