En el año de 1968 se celebrarían los Juegos Olímpicos en México y en diversas fuentes históricas, promovidas por el mismo gobierno, se dijo que se requería pacificar al país. Eso es falso, al menos no fue lo importante.
El efecto OVNI
En plena Guerra Fría, los Estados Unidos en su confrontación con la URSS (Unión Soviética), inventó los contactos extraterrestres, ya fuera por engaños gubernamentales o psicosis paranoica de los habitantes, que al mirar al cielo en espera de misiles rusos, avistaban extrañas luces que con el tiempo llegaron a crear una industria del avistamiento OVNI, Objetos Voladores No Identificados.
Ante esa paranoia, también existían los rumores de la capacidad rusa para invadir distintos países, entre ellos México y esa psicosis fue alimentada por el Secretario de Gobernación (Luis Echeverría) al presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz.
Un peligro para México
¿Le suena? Eso mismo provocó en 2006 el fraude de Felipe Calderón, señalando entonces que AMLO era un peligro para México, así Díaz Ordaz creía firmemente que el comunismo era una plaga sembrada por la URSS.
Los estudiantes de la UNAM y otras escuelas del mismo corte público, entonces y ahora infestadas de jóvenes de izquierda, pugnando por la ideología entonces comunista, se dieron a la tarea de marchar, desde el mes de mayo, pidiendo diálogo con el gobierno para una mejora en la calidad académica, no estática, revolucionaria y crítica. Eso asustaba (paranoia) a Díaz Ordaz, su gobierno y la casta política.
El informe de gobierno
Díaz Ordaz, en su tradicional informe del 1 de septiembre aclaró que usaría la fuerza contra los estudiantes: «Hemos sido tolerantes hasta excesos criticados; pero todo tiene su límite y no podemos permitir ya que siga quebrantando irremisiblemente el orden jurídico, como a los ojos de todo mundo ha venido sucediendo».
Y los estudiantes respondían: «Que no te gobiernen con diálogos de bayoneta».
Luis Echeverría
Interesado en la sucesión presidencial de 1970, el Secretario de Gobernación alimentó la psicosis del Presidente para ordenar la represión a las manifestaciones de los estudiantes. Dada la época histórica, en el mundo se dieron muchos movimientos estudiantiles de ese tipo y eso ponía nervioso al presidente.
De ahí que prefiriera matar estudiantes a permitir que se diera un diálogo en el que él no estaba dispuesto a negociar. Ni era el estilo de los gobernantes priístas que, al estilo de una dictadura, no dialogaba, reprimía.
El modo de operar de esos gobiernos se define así: «Imponen su influencia a través de movimientos sociales que ellos originan, entre matanzas y desapariciones, saqueo de recursos públicos para financiar esos mismos movimientos y la forma en que se deshacen con avionazos o accidentes de los enemigos que les estorban.» (Una vida en la vida de México, libro).
Pasados los años
México no fue el mismo después de la matanza de estudiantes en Tlatelolco. El pueblo decidió no volver a creer en su gobierno, no estaba de acuerdo con sus prácticas represivas pero tenía mucho miedo. Sugiero ver el vídeo: El efecto Tlatelolco, herida que no sana.
Así, hoy, 50 años después, no nos queda más que evaluar el devenir histórico que provino de una época enferma, miedosa, supersticiosa hasta en la cúpula que mucho hemos revivido en este lamentable sexenio de Peña Nieto.