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“Desconocer una ley, por ejemplo, no exime de su cumplimiento” dicen los leguleyos, los gobernantes y todo aquel que desea encajonar bajo los dominios de un grupo con ignorancia al resto de la población. ¿Es bueno tener un gobierno? Definitivamente no. Lo bueno es autogobernarse, es decir, gobernarse uno mismo, sabiendo, conociendo, entendiendo qué es lo mejor para mi persona y el resto de los habitantes del planeta.

Gobernar para esclavizar

Un gobierno en sí, como se comprende a través de la historia humana, en donde un grupo impone leyes a otros para gobernarlos, es una especie de esclavitud; dominar a otros. ¿Quién puede, debe o tiene el derecho de estar por encima de los demás? Emana de las entrañas religiosas la supuesta autoridad que viene de un ser superior, quien le concede a unos el poder para dominar, controlar o subyugar a los otros.

No es lo mismo el derecho, que permitiría en momentos dirimir diferencias entre los habitantes, equilibrando la balanza de la justicia y otra muy distinta es adueñarse de la vida de otros, exigiendo cada día más, como sucede en México y en diversas partes del mundo donde penosamente se esclaviza a la gente sin justificación alguna.

Democracia

Los principios del derecho distan mucho de estos finales a los que estamos acostumbrándonos por la avaricia y ambición de las castas gobernantes. ¿Que si es adecuado obedecer un semáforo? ¿Que si debo respetar la velocidad máxima permitida? De acuerdo, hay asuntos que es mejor tenerlos regulados, pero en una estricta obediencia al bien común, y no para enriquecer y empoderar a ciertos especímenes enfermos dominadores y además, ignorantes de la máxima también, que implica la democracia, en la que el poder emana y radica en la población, no en ellos.

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Ignorancia a conveniencia

Sin embargo, si conozco, si aprendo, si entiendo, si me preparo, no es necesario que me impongan multas del exceso de velocidad. Respetaré el máximo sugerido por lógica, por entendimiento, debido a mi capacidad suficiente para prever desastres. Así que apostar por la educación conviene a todos, menos a los corruptos políticos que gobiernan a los mexicanos. A ellos les interesa la ignorancia porque les facilita tanto la manipulación como el saqueo de las arcas nacionales, beneficiándose del esfuerzo de los ciudadanos y haciéndoles creer que se debe trabajar duro y pagar cada vez más impuestos por las ridículas acciones de supuesto beneficio que sólo les engordan las carteras conviniendo con los constructores.

La ignorancia en México sale demasiado cara, mucho más que en otros países, porque la corrupción y el abuso de los gobernantes se encuentra en cada pequeña esquina de las dependencias; roba el agente de tránsito, el policía, roba la secretaria, roba el diputado, el senador, el juez y el presidente, el alcalde o el gobernador. También sus socios, los constructores de obra pública, los líderes sindicales que en lugar de velar por los intereses de sus agremiados, venden sus firmas ante convenios que favorecen a los poderosos, a los políticos o empresarios. También roban los partidos políticos, valiéndose de la gente para imponer a sus candidatos con engaños, y extraen recursos del erario cuando los instauran en las esferas gubernamentales.

La lista sigue

Qué decir de las instituciones electorales, buscando siempre obtener dádivas de los partidos para favorecer las decisiones. Las empresas negocian leyes que les permitan contaminar el suelo, el aire o el mar, con tal de seguir extrayendo la riqueza nacional. Los medios venden sus notas, las entrevistas, las publicaciones, para engañar a la gente e imponerles con su manipulación verdades históricas que resultan fraudes evidentes, que sólo los bien entendidos pueden visualizar; el resto de la población, adoctrinada en la obediencia, con amenazas, sembrando el miedo, son sometidos, responden sumisos, creyentes de las falacias de los comunicadores.

Pero si desconocemos una ley, si no sabemos los derechos que tenemos, si no nos han dicho que esta tierra es nuestra, y que las decisiones de conservar o desechar tiranos, pertenece a la gente, si nos bombardean con falsedades todos los días, no toda la culpa de ignorar los asuntos de vital importancia es de los engañados. Nadie les ha dicho esta y otras tantas verdades reales. ¿Cómo podrían adivinarlo?

Mecánica perversa

ignorancia-y-corrupcionTodo indica que así es como debe ser la vida. La religión les dice que se debe aceptar la voluntad de un dios. Los medios masivos informan que hay un nuevo impuesto a pagar cada año, por decisión de quienes llevan las riendas, suponiendo que es lo más conveniente para el país (y no para favorecer a los políticos). Las escuelas inculcan amor a la patria, a todo aquello que simbolice autoridad; inculcan también obediencia desde el primer día de clases; difunden la idea de pagar las deudas, pertenecer al sistema corporativo, empresarial, preparándolos para llegar puntuales, hacer bien las cosas, cumplir los compromisos y más.

Todo lo que rodea a una persona, incluso sus padres, su familia, les dice e inculca “pertenecer”, ser parte del sistema, dejarse engañar, cumplir la voluntad de los superiores. ¿Quién puede culparles de la ignorancia que les sembraron desde su nacimiento? El conocimiento se da por experiencia, estudiando, investigando. Sin embargo, todas esas acciones han sido etiquetadas como aburridas, innecesarias o inconvenientes de algún modo, para que nadie se sienta atraído a ellas, evitando gente crítica, cuestionadora, preparada, entendida de los problemas del país.

Más ejemplos

Cuando surgen periodistas adversos al sistema los matan; así nadie puede enterarse de la verdad. Así, el conocimiento cierto del saqueo del país, es una tarea que debe temerse. Este y muchos otros vicios del sistema gubernamental mexicano entero, están arraigados, sembrando muerte, dividiendo opiniones, creando realidades alternas, engendrando defensores a ultranza de la estructura legal e institucional sin siquiera entender que ellos son parte de la estrategia para someter al pueblo mexicano en la más aberrante de las desgracias, la muerte de su libertad y su inteligencia.

Con ello, los engendros del poder mexicano, garantizan su puesto como amos del territorio y de la voluntad ciudadana por generaciones. Miembros indiscutibles de la curia gobernante, dictadores de su verdad, poseedores de las llaves del reino terrenal que nadie debe desear. Los de abajo que se droguen, que delincan, que se dediquen a sufrir los embotellamientos, pasar topes y pagar impuestos. Los de arriba mientras visten terciopelo, prostituyen, saquean, viajan y se deleitan, acrecentando sus territorios, comprando defensores de su seguridad, construyendo muros que nunca nadie pueda tirar. Fuera será la edad media. Dentro de sus castillos, palacios, ranchos y playas, el goce, el deleite, sobajando a su servidumbre, comprando arsenales para invadir a más y más territorios.

¿Quién produce la ignorancia?

Ese es el coste de la ignorancia en México y en cualquier parte del mundo. No es culpa del pueblo, sino de las mentes enfermas de poder, incapaces de vivir sin dinero y sin sirvientes, lacras, rémoras, vividores, abusivos, huevones; además, mentirosos, ladrones, asesinos (requieren hacerlo para que nadie ponga en peligro sus negocios, sus verdades falsas). Negocian con criminales y lo son al mismo tiempo.

Triste destino de la gente ignorante, siendo que su cerebro es capaz de enormes prodigios, se les ha programado para ser siervos, les han hecho creer que ellos no pueden llegar alto, y se les acarrea con entretenimientos baratos, distractores, nubes de humo, modas y pagos chiquitos. ¡Cuánto se ha empobrecido en México la dignidad humana y su potencial! Malbaratándose hacia ideologías engañosas.

Conocer para triunfar

Los mexicanos debemos recuperar nuestra conciencia, elevando el aprendizaje a cimas más que posibles; exigiendo nuestros derechos, nuestras riquezas naturales y culturales. Conocer lo que hay detrás de cada declaración política, de cada ley e impuesto. Retomar nuestro liderazgo en la conducción del destino nacional, si es que alguna vez nos ha pertenecido.

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No dejemos que se sigan llevando el oro que nos pertenece y del que sólo nosotros debemos tener potestad absoluta, y no es solo del mineral amarillo codiciado en lingotes, sino de nuestra razón, el intelecto, la inteligencia: ese es el tesoro más preciado y usurpado por sus propios empleados, los gobernantes del país.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

3 comentarios en «¿Quién es culpable de la ignorancia mexicana?»
  1. Excelente texto. La verdad y nada mas que la verdad. Educados para obedecer. Y los maestros no hicimos nuestra parte. Se supone que somos los que mas sabemos. Vivimos en el confort y guardandonos nuestras criticas al sistema. Nos acomodamos al formar parte de el. Y ahora todos pagamos las consecuencias.

    1. Gracias por comentar. Un saludo afectuoso a todos los maestros; espero poder contribuir con su noble causa de despertar a las nuevas generaciones de mexicanos.

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