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No es sólo un fenómeno mexicano, el mundo entero está padeciendo el control mediático con fines políticos, económicos, religiosos o sociales. Por más de treinta años, las compañías petroleras de Estados Unidos pudieron evadir la normatividad que un grupo de científicos, gracias a las investigaciones realizadas, impulsó en beneficio de la población, por enfermedades causadas como el cáncer, debido a la contaminación. Los petroleros incluso llegaron a ofrecerles dinero para que se retractaran de sus investigaciones. Compraron investigadores para prolongar la discusión. Al final, la verdad salió a flote y se impusieron multas y sanciones a quienes no siguieran ciertos procedimientos en beneficio de la salud pública.

Mafias controladoras

También en ese país, en cierta época de descubrimiento del poder que tenían los medios masivos de comunicación, hicieron experimentos para medir qué tanto las masas se dejaban influenciar por la radio y la televisión. Se escribieron novelas y se grabaron películas al respecto. Se llegó a imponer un presidente de la nación gracias a ese poder. La conclusión, evidentemente, fue que los medios masivos tenían un enorme poder de convencimiento sobre la gente, en modas, en influencia sobre las decisiones de compra, en su intención del voto electoral, en la conformación de la escala de valores, en las creencias religiosas, etc.

En México lo hemos visto con Televisa, que también llegó a imponernos a un Presidente de la República, el actual. Pero también fue factor clave en la conservación del poder del PRI durante su dictadura de más de 70 años; siempre con un buen pretexto, como en el 68, cuando Zabludovsky dijo, después de la matanza de cientos de miles de estudiantes en Tlatelolco, que “fue un día soleado en México” y al día siguiente sólo hubo 26 muertos en un enfrentamiento con el ejército. Y me sobran ejemplos del manejo mediático que hay. Pero prefiero poner un ejemplo:

Hoy día, la periodista Carmen Aristegui resulta tener enorme popularidad entre los opositores al régimen nefasto que nos gobierna. Ella muestra actualmente investigaciones a fondo, que otros no se atreven. Queda claro que ella maneja bien la objetividad. Suponga usted que algún poderoso la amenaza o la compra. Si le llegan a un precio que no puede rechazar, su objetividad quedará empañada; mantendrá noticias de oposición, pero ocultará lo que a juicio del poderoso deba ocultarse. Eso significa que la objetividad tendría un precio. Y eso le ha sucedido a más del 70% de los medios del país.

¿Quién nos puede dar la objetividad?

Por ello, tenga cuidado. Elija con cuidado sus fuentes de información. Sea multimedios, entérese de los valores que promueve cada medio, quién es su fundador o quiénes sus propietarios, indague sobre ellos; luego, escoja la misma noticia y léala o escúchela en diversos medios, compara y defina qué medio resulta ser más objetivo al relatarle los acontecimientos. Algunos medios favorecen a la derecha (OEM, El sol de…), otros a las empresas (Reforma), otros a la izquierda (La Jornada, Proceso), unos más a las iglesias (el Diario de Yucatán) –por decir sólo algunos ejemplos-. Note cómo, al redactar la noticia (o al presentarla en TV), dan prioridad siempre al asunto que les interesa. Un medio objetivo no tendría problemas en presentar con dureza o profundidad cualquier investigación realizada. Los medios “vendidos” en su objetividad, suelen recortar el punto de vista opositor: no presentan lo que dijo el contrario.

Si un gobernante tiene una manifestación en contra, por el motivo que a usted le guste, el medio vendido rara vez les da la palabra a los manifestantes o consigue muchas entrevistas y sólo pasa la que pueden recortar para dejar mal al grupo que tomó las calles para reclamar. Los medios vendidos son verdaderos focos de manipulación, control, enajenación de sus públicos y no tienen escrúpulos en ridiculizar a sus oponentes, en minimizar las muertes, en confundir a los auditorios.

Multimedios

Elija, por tanto, y siempre, diferentes medios de comunicación para enterarse. No deje que uno solo tenga su atención, porque lo puede volver soberbio y sentirá que tiene el poder de venderse. Diversifique sus fuentes de información, lea periódicos diferentes, estaciones de radio y televisión distintas, revistas políticas, económicas o analíticas varias, consulte páginas de noticias en línea (web) o suscríbase a varios boletines informativos. Ábrase a conocer otras opciones, radio por internet, mesas de debates de diferentes puntos de vista: académicos, científicos, tecnológicos, culturales, etc. Y no se deje manipular, sea escéptico (dude de las versiones que todos concuerdan, por ejemplo), critique a los poderosos, a las autoridades de todo tipo, a los maestros, al cura en sus sermones; exija más conciencia y conocimiento a quienes debieran tenerlo.

Sea objetivo. Tampoco usted… se venda.

Artículo publicado por Impulso Informativo en 2014, disponible aquí.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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