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México vive un momento inédito: la transformación de la vida pública. El triunfo de AMLO en la presidencia, sus logros en pocos meses, el desmantelamiento de las estructuras de corrupción traerán también grandes cambios en la vida social.

Escuchamos en los medios que Morena, el partido creado apenas hace cinco años, ahora gobernante y con mayoría en las cámaras, se encuentra en un proceso de renovación de la presidencia nacional y eso no es poca cosa.

También renuevan a sus delegados estatales y municipales. ¿Podrán con el paquete? En otros partidos como PAN y PRI, por situación histórica, no tuvieron la necesidad de salir de un partido para conformar el suyo. Antes no había tantos partidos o ni siquiera los había.

Morena, en cambio, recibió gente que antes pertenecía a esos partidos o a otros más pequeños. ¿Y? De ahora en adelante, de algún modo, los nuevos partidos contarán siempre con gente de otros. ¿Qué se hace con los «colados»? Nada. Si huyeron de otros es porque ya no estaban a gusto ahí. Punto.

Al conformar un partido nuevo, se trata de avanzar, de romper los vicios que dejaron las otras fórmulas. Quizá algunos dirigentes se «apropiaron» de las cúpulas del poder y el resto no podía ni opinar. La solución más obvia es huir. ¿Queremos que un partido se consolide? Vayamos a sus bases, sus principios y a facilitar dentro del partido la intervención de ideas de todas las corrientes de pensamiento.

La diversidad organizada es mejor que la totalidad impuesta. El partido nació con principios y si se apegan a ellos, entre todos podrán lograr lo que se propongan. Si algunos desean imponer su voluntad, quizá es porque otros temen dar su opinión y ese es el principio del fin.

El reto para Morena es lograr el diálogo con todas sus partes, encontrar y vivir una democracia interna que facilite su operación, dada la inmensa tarea que tienen al frente. Aprender a detectar a miembros que sólo vienen de espías o a boicotear, denunciarlos y expulsarlos sin miramientos, es una de sus más apremiantes tareas.

En algunas partes del país, se escucha que ciertos candidatos a dirigir el partido en su región, llevan acarreados para imponerse. Si se aceptan esas prácticas para no generar escándalos, volvemos al método del PRI. No se quiere el poder por el poder metido en las venas de un partido con ideales como lo es Morena. Se quiere el poder por el servicio, como lo ejemplifica con sus actos su fundador Andrés Manuel.

Jurar cumplir y hacer cumplir los principios del partido es la vía más pronta para encontrar a los leales, a esos que cederían su postulación por una mejor opción, esos que no se amedrentan con los medios fifís, ni con rumores, sino con hechos. Gente con la camiseta puesta que lea mucho y escuche a su gente, que enarbole las causas justas de la mayoría y no se deje vencer por los chismes que desestabilizan.

Liderazgos

Un líder, un guía, un facilitador, es quien ha enfrentado adversidades con valentía, coraje, determinación. Esas primigenias experiencias y su tenacidad, constancia y entrega, le dieron el empuje para liderar a otros. Sabe, ha leído, ha recorrido el camino, debate ideas, propone, discute y mejora sus argumentos con inteligencia. Viaja, estudia y luego enseña a otros el camino.

Un partido como Morena, debe ser un semillero de liderazgo si se quiere mantener funcionando por muchos años. Los buenos líderes no necesitan del título formal de líderes, lo son de forma natural. Haz el bien, sin mirar a quién. No busques el poder si no es para servir a los demás.

Las bases

Mucha gente que pertenece a Morena no sabe cómo resolver los asuntos del partido, pero he sido testigo que miles estudian, se preparan, toman cursos, escuchan conferencias porque quieren estar a la altura de una transformación social con énfasis en lo cultural, aceptando con estoicismo la democracia, porque saben que es un camino comunitario, cediendo, aportando su tiempo y dinero en una tarea titánica.

Algunos otros se decepcionan porque no encuentran lo que buscaban. ¿Qué buscaban? Porque un partido, en su concepción básica y no como lo han convertido otros en una mafia, tiene una noble causa: servir a otros. Cuando vienen a servirse de los otros entran los problemas.

¿Puede Morena con el reto?

Apuesto que sí. Me gustan sus principios y creo que los mexicanos valientes, de corazón, son más que los maleantes que nos gobernaron por décadas. No será fácil, pero si ya logramos lo inaudito, ¿quién podrá contra un grupo de mexicanos unidos para servir?

NOTA: No pertenezco al partido, comulgo con sus ideales y comparto mi tiempo y experiencia con muchos que sí pertenecen a él. Esto que escribo es mi mirada desde ese particular punto de vista. Gracias por compartir.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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