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¿Matando niños me quieren demostrar qué? Hay una larga lista de dilemas morales dentro de las guerras que a usted le juzgue conveniente valorar. Haga lo que haga, no me va a convencer de entender un conflicto bélico. Los gobiernos que prohíben las drogas o el consumo de cigarrillos, por poner algunos ejemplos, pero venden armas, son aberrantes. Según ellos muy preocupados por la salud y el bienestar de las personas, y produciendo armas de destrucción masiva.

Para evitar las guerras

Una humanidad consciente, nos quedó claro a muchos al terminar los más absurdos y genocidas conflictos bélicos que haya tenido nuestra raza en toda la historia: las guerras mundiales, no puede resolver sus problemas a macanazos. El proceso de maduración fue difícil; sin lugar a dudas, mejor que las guerras. Necesitábamos entender las diferencias sociales y culturales de países que otrora fueran enemigas. Se debía construir una sociedad mundial. Cualquier forma que permitiera dirimir los inconvenientes, tragar saliva y cambiar la mirada común.

aviones, guerrasHubo quienes, encontrando siempre un modo de justificar lo injustificable, se dieron a la tarea de seguir vendiendo armas a los países y de entrometerse para que fueran usadas, mientras albergaba en sus tierras sentimientos de unidad, paz, educación y cultura. ¡Qué absurdo! Es como si yo te dijera que no debes golpear a tus compañeros de escuela pero te diera armas para defenderte y además, te enseñara a odiar a los otros. Incluso se me ocurre vestirte de princesita para que te molesten más. Y los verdaderos guardianes de la paz, entonces, empezaron a respetar a quienes siendo hombres se vestían de princesas. ¡Mejor ejemplo! Verdadero sentimiento de concordia, respeto y tolerancia.

Un ejemplo de guerra absurda

El conflicto armado actual en Gaza es sin duda una asignatura pendiente de la humanidad. No sólo les pertenece a ellos, aunque se respete la jurisdicción. Es un asunto moral que ventajosamente para algunos se volvió relativo dándole un motivo de existencia. Antiguamente se decía que si no estabas seguro de ganar una guerra, era mejor no pelearla. Ahora queda claro que nadie puede ganar en una guerra. ¿Para qué empezarla? Derroche de vidas, de dinero, de tiempo, de progreso. Desperdicio de inteligencia. Hoy sabemos que siempre ocultan algo y que mientras dicen: “nos estamos defendiendo”, detrás, son ellos quienes lo estaban provocando. La imagen ahora se compra. Se busca cambiar a la opinión pública con muestras de lástima, con pruebas de supuestos abusos, mostrando a los enemigos como lacras, seres incestuosos, hijos de la maldición.

Ponerse con Sansón a las patadas demuestra tontería. Hay que ser astutos como Dalila. Clic para tuitear

El conocimiento aniquila la justificación de la guerra

No hay razón justificada para una guerra, por ninguno de los bandos. Los conflictos se resuelven, no se acrecientan. Debemos tener en cuenta que, en un demostrado caso de abuso de unos sobre otros, la guerra matará a más de los jodidos y dejará en la cúpula a los mismos, aunque cambien de máscara. La única forma de aniquilar a un enemigo muy poderoso es con inteligencia, con cultura, con sabiduría; destruyendo sus cimientos de justificación. Ponerse con Sansón a las patadas demuestra tontería. Hay que ser astutos como Dalila. Se debe ir aniquilando las fuentes de su poder: económico, físico, moral. Esto significa revolución cultural, intelectual y por sobre todas las cosas, pacífica.

La fuerza bruta es de los brutos. Ellos son incongruentes. Atacan y matan sin cesar a la menor provocación. Son bestias incivilizadas. Pero el hombre ha sido capaz de poner tranquilas a las bestias y sobrevivir a la ley de la selva. Ahora es tiempo de ordenar con la cabeza, haciendo el equilibrio de las fuerzas. Dentro de cualquier gobierno perverso hay hombres y mujeres de buena voluntad, quizá engañados. La guerra intelectual implica despertarles del engaño. Son gente de familia, con un interés por llevar a su mesa la comida del día. Eso aniquila los pilares que sostienen las guerras, la ignominia, la dictadura, el poder absoluto, la corrupción. Esa es una vía que no se ha explotado adecuadamente. ¡Ojo! Ellos saben que ese es su lado flaco. Aniquilarán en cuanto les sea posible, cualquier tipo de insurrección cultural: ni libros, ni intelectuales, ni información veraz.

Los amantes de la guerra aniquilarán la cultura, a los libros, a los intelectuales y engañarán. Clic para tuitear

Conclusión

Un día, espero, entendamos que, primero, la guerra la ganan los más fuertes, otra vez. Segundo, usando la inteligencia, descubramos al verdadero enemigo y sus pilares, la forma en que mantienen el yugo en los cuellos de la población y que utilizan sus argumentos para dividir a quienes son hermanos y mientras distraen de forma mediática o propagandística, están sacando provecho de los recursos, eliminando los obstáculos que les impiden adueñarse de tierras, de riquezas o vendiendo a gente sin escrúpulos las propiedades mal habidas.

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Publicación original aquí.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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