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Durante la historia reciente, los medios masivos de comunicación fungieron como paleros del sistema político, difundiendo siempre la versión oficial y apartando a las voces disidentes. El auge de las redes sociales y el triunfo de López Obrador obligará a los Mass Media a vivir una metamorfosis obligada que, si bien no les es cómoda, no en todos los casos será forzosamente algo malo o inconveniente.

Los medios masivos y su función

Harold Lasswell, pionero de las teorías de la comunicación, señaló que los medios deben cumplir con 4 funciones principales:

  1. Entretener: nuestra vida cotidiana puede ser abrumadora y los medios pueden ayudar a distraer y divertir a los humanos para distender los conflictos. La conversión de la literatura en productos audiovisuales suelen transportar a la audiencia a mundos maravillosos que aportan esparcimiento e incremento en el repaso con fines filosóficos de las complicaciones cotidianas.
  2. Informar: una de las tareas que ayudan a difundir el conocimiento y entender lo que sucede en nuestras comunidades humanas es la de transmitir a través de los Mass Media lo relativo a los acontecimientos histórico-políticos y sociales que enmarcan el avance o retroceso de la convivencia.
  3. Educar: gracias a los medios aprendemos de la realidad; resultan ser un espacio ideal para la difusión de la cultura, la ciencia y sobre los aspectos políticos que afectan directa o indirectamente nuestras vidas. Tienen la posibilidad de establecer las diversas posturas que se oponen entre los aspectos morales, éticos y estéticos que suelen polarizar en la sociedad.
  4. Crear opinión: unido al anterior, la presentación de las posturas con base en los argumentos tanto de especialistas como de los afectados directamente, los medios permiten poner al alcance de las audiencias, amplias y mayoritarias, para tomar postura y defender ideologías.

La triste realidad de los medios mexicanos actuales

No podemos olvidar que provenimos de una dictadura. De ahí se hereda la imposición obligatoria de formas de pensar, lo que limita la diversidad cultural y contamos en nuestra sociedad mexicana con gente que pretende seguir imponiendo su versión de la vida, su forma de gobierno, en muchas ocasiones de maneras muy apasionadas.

Un medio masivo, como podemos verlo en las funciones propuestas por Lasswell, no debería tomar partido. Debería ser equitativo para los tiempos de expresión de todas las voces e ideologías y podría ser mediador para encontrar puntos de acuerdo. Lamentablemente no es así.

Los términos universidad y medio

Recuerdo a mi asesor de tesis de maestría, Dr. Pablo Sánchez, doctor en filología de la Universidad de Barcelona, que un día me corrigió por el concepto de Universidad. Dice que si una casa de estudios superiores no tiene como costumbre impartir todos los conocimientos, independientemente de su apego o no a ellos, no debería llamarse así. Las universidades que sesgan los contenidos por intereses ideológicos deberían perder el derecho de usar ese título. Deber ser universales.

Lo mismo los medios masivos, si no están en medio, si no están abiertos a las distintas voces, si no son capaces de favorecer la pluralidad y la diversidad, están siendo parciales, no universales y, por tanto, voceros de un régimen político o comercial.

La dependencia económica de los medios

Es claro que muchos medios masivos conservan una amplia nómina de empleados y requieren sostener económicamente a la empresa. Durante el régimen que termina con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México, acabará una etapa en la que los medios dependen del presupuesto público para subsistir.

No dudo que ese método de financiación subsista por algún tiempo más, pues todavía hay gobernantes en los niveles locales que destinan parte de su presupuesto a los medios de comunicación. Sin embargo, eso es empobrecer la mente de los ciudadanos.

Degradación del gran valor que tendrían

Por fines prácticos, los medios se acomodaron en el nicho como rémoras de la institucionalidad y se olvidaron de sus funciones enriquecedoras del nivel de desarrollo humano. Son más un instrumento de control de masas que un sueño de alquimia social, que permita entender a los humanos sus propias características y contenidos: ¿quiénes somos? ¿qué nos distingue? ¿cómo aprendemos? ¿cuáles son las bases del desarrollo económico?, etc.

El futuro de los medios de comunicación en México

El llamado «Cuarto Poder», la prensa y los medios, son ahora parte del tercer poder. Están atados de pies y manos al sistema político. Lograr su independencia a través de diversificar sus ingresos financieros, les va a facultar como vehículos de transmisión de la cultura, del conocimiento, la ciencia, las artes, la filosofía, el humanismo, etc.

No necesitarán estar detrás del gobernante suplicando dádivas, ni callando lo que deben denunciar, ni encumbrando en el poder a quienes claramente son corruptos o maleantes. En pocas palabras, generarán condiciones para alcanzar la verdadera libertad del pueblo y no el sometimiento al que estamos acostumbrados hasta ahora.

El cuarto poder como equilibrio

En muchos países, los medios son libres. Quizá no en todos los casos sea ideal, pero la competencia genera también la diversidad de audiencias y el crecimiento económico, cultural, con mayor conciencia crítica en los ciudadanos, mejora la participación social, la creación de movimientos con fines benéficos, etc.

Quedarse fuera de este esquema podría frustrar el sueño de construir una sociedad más democrática y nos sumirá en el mismo fango de lealtades pervertidas del que tratamos de huir con esta histórica votación del 1 de julio de 2018.

 

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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