El poder no es un título, no se luce, no es una silla o una corona. El poder más que un sustantivo, es un verbo: se ejerce, se usa, no sólo se posee. Esa es la lección de uno de los más importantes filósofos de la historia: Michel Foucault.
Democracia de perros
Imaginando a estos benditos animales domésticos, a ellos no les importa si su amo decide por él, si lo lleva o lo deja en casa. Ellos no cuestionan si tenemos o no tenemos razón. Su cerebro pesa unos 300 gramos, mientras que el humano es de 1500 gramos. Ellos aceptan la decisión del amo sin cuestionar.
Si le imponemos un comunismo o un anarquismo o un capitalismo, a ellos no les importa un carajo. De cualquier modo se acomodarán en una jaula o en el jardín. Claro, serán más felices en la segunda opción. Su mente no entiende de acuerdos, ni de convencionalismos, ni de moralismos. Sólo son y disfrutan la vida.
Gozan la compañía sin preocupaciones. Si les das comida sucia o agua contaminada o si nunca los llevas a la escuela es indiferente para ellos. Igualmente sufren en muchas ocasiones el abandono, la poca salud cuando quedan amenazados por las enfermedades.
Democracia de los humanos
Si la educación fue suficiente para entender que se tienen derechos y que se pueden exigir, la democracia humana adquiere una dimensión distinta a los animales. Para que haya democracia, por tanto, requiere conocimientos básicos sobre ella y nuestro cerebro sí que es capaz de comprender estos conceptos.
Si como decía Foucault, no ejercemos el poder, alguien lo hará en nuestra contra. Nuestros antepasados pelearon guerras por la libertad porque entendieron que todos los ciudadanos debemos tener el mismo derecho a la vida, la paz, la justicia, la vivienda, la alimentación, la salud y la educación. Derecho a elegir a nuestros gobernantes y poder ejercerlo a través de la acción social. Por tanto, se inventó la democracia como una forma de organización que nos permita PARTICIPAR del poder.
Representativo o participativo
Elegir a un representante para que él ejerza ese poder, es cederlo. Una democracia representativa es falaz, no «representa», sino que cede, regala el poder. Para que realmente se pueda considerar democracia, tiene que ser participativa, es decir, que el legislador o el gobernante actúan siempre que el pueblo lo respalde, deba consultar a sus bases, a sus ciudadanos cada decisión que debe tomar.
Nunca debemos ceder el poder a otros, debemos ejercerlo con la exigencia, con la presión social, con la demanda, con la lucha activa (activismo) y si se requiere, con la protesta. El gobernante no debe ni puede hacer lo que se le viene en gana, sino lo que sus jefes, quienes les contratan y les pagan para realizar ese trabajo, indiquen y ordenen (los ciudadanos pagan, los ciudadanos mandan).
¿Qué caracteriza a la democracia?
Nos distingue de los perros una gran lista de habilidades, especialmente sociales y la civilización exige que todos nos involucremos en hacer funcional una democracia, dando oportunidad a todas las voces, para que el mundo que construimos le dé espacio y derechos a todos sus habitantes y no sólo a una clase que se privilegie sobre otros.
Si la educación que se recibe hoy día en las escuelas es «animalizadora» es por una razón: control. Nos están amaestrando, no educando. Si queremos mejorar nuestra educación, debemos privilegiar el pensamiento crítico, la capacidad de razonar que se obtiene principalmente con la lectura (exclusivo de los humanos).
DEMOCRACIA PALABRA QUE DIFUNDE UN MENSAJE MUY FÁCIL DE ROMPER, CUANDO UN PUEBLO TIENE NECESIDADES Y SU GOBIERNO NO SATISFACE ESAS NECESIDADES LA DEMOCRACIA SE ROMPE, PORQUE EL PODER CORROMPE LA DEMOCRACIA APROVECHANDO LAS NECESIDADES DE LA POBLACIÓN
Gracias Flavio.