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SEGUNDA PARTE (ver la primera aquí).

Arthur Miller se encontraba sentado en un bar tomando una copa, cuando fue abordado por un hombre elegantemente vestido que le preguntó:

-¿No eres tú Arthur Miller?

-Sí, lo soy ¿por qué?

-¿No te acuerdas de mí?

-Tu cara me resulta familiar, pero…

-Soy tu viejo amigo Sam. Estudiamos juntos en secundaria…

-Me temo que…

-La vida me ha ido bien. Poseo unos grandes almacenes ¿A qué te has dedicado tú?

-Bueno, yo….a escribir

-¿Y qué escribes?

-Obras de teatro, sobre todo

-¿Alguna vez te han producido alguna?

-Sí, alguna

-Dime el título, a ver si la conozco

-Bueno… ¿tal vez has oído hablar de “Muerte de un viajante”?

El hombre quedó perplejo con la boca abierta. Su rostro palideció y quedó por un momento si habla. Un rato después preguntó:

-¿No serás tú el Arthur Miller escritor?

Quevedo apostó con sus amigos una fuerte cantidad de dinero a que era capaz de «reprochar» a la reina Doña Isabel su cojera. Días después, durante una recepción en la corte, se presentó con una rosa y un clavel. Al acercase a la reina la enseñó ambas flores:
– “Entre el clavel y la rosa, su majestad es-coja”.

Durante el reinado de Victoria en Gran Bretaña era de mal gusto situar en las bibliotecas juntos a autores masculinos y femeninos, a no ser que ambos autores estuvieran casados.

Otro caso sorprendente es el de Jonathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver, escritos en 1726. En estas obras se describen con precisión los satélites de Marte, Fobos y Deimos, 150 años antes de que los descubriera el astrónomo Asaph Hall. Además, en la aventura que transcurre en el país de los liliputienses, éstos hacen un cálculo matemático para alimentar al gigantón Gulliver. Los enanos establecen que la cantidad de alimentos requerida por un animal es proporcional a tres cuartos del peso de su cuerpo. Una ley que no fue descrita científicamente ¡hasta el año 1932!

Kafka y la niña de la muñeca perdida

Según relató Dora Dymant, compañera sentimental de Franz Kafka en sus últimos años, el novelista protagonizó una anécdota que dice mucho sobre su personalidad.

“Mientras paseaba por un parque cercano a su casa, encontró a una niña llorando porque había perdido su muñeca. Aquel día, entró en el mismo estado de tensión nerviosa que lo poseía cada vez que se sentaba frente a su escritorio, así fuera para escribir una carta o una postal. Decidió escribir una carta en la que la muñeca contara el porqué de su marcha. Había decidido irse a correr mundo. Como la niña encontró consuelo en su lectura, Kafka siguió escribiendo misivas de la muñeca que hablaban de sus viajes, así durante tres semanas. En la última carta, explicaba por qué no podía volver: se iba a casar, lo que suponemos sería una explicación razonable de su abandono para la niña”.
Estas cartas desaparecieron, sobre todo porque nunca pudieron encontrar a la niña “amiga” de Kafka. Jordi Sierra i Fabra, conoció la anécdota a través de César Aira y decidió escribir sobre ello en una obra llamada “Kafka y la muñeca viajera”. También Paul Auster, en su libro “Brooklyn follies”, menciona la anécdota para alabar al escritor y su solidaridad, capaz de crear una obra de arte para una sola lectora.

Charles Dickens no necesitaba la soledad para concentrarse en sus obras.

Según palabras de su cuñado Burntt:

“Una tarde en Doughty Street, la señora Dickens, mi esposa y yo estábamos charlando de lo divino y lo humano al amor de la lumbre, cuando de repente apareció Dickens. “¿Cómo, vosotros aquí?”, exclamó. “Estupendo, ahora mismo me traigo el trabajo”. Poco después reapareció con el manuscrito de Oliver Twist; luego sin dejar de hablar se sentó a una mesita, nos rogó que siguiéramos con nuestra charla y reanudó la escritura, muy deprisa. De vez en cuando intervenía él también en nuestras bromas, pero sin dejar de mover la pluma. Luego volvía a sus papeles, con la lengua apretada entre los labios y las cejas trepidantes, atrapado en medio de los personajes que estaba describiendo…”

Visto esto, Charles Dickens creaba más y mejor cuando tenía movimiento y bullicio de gente alrededor suya… Cosa poco normal entre la gran mayoría de escritores que prefieren la soledad para recrear su oficio.

Lord Byron

La vida de Lord Byron está repleta de anécdotas y hechos curiosos que aún sorprenden:

  • Era patihendido (tenía los dedos de los pies hacia dentro).
  • Su primera relación sexual fue con 9 años, con la institutriz Mary Gray.
  • Fue bisexual reconocido.
  • Fue un pederasta consumado.
  • Se enamoró de dos de sus primas.
  • Practico el incesto con su media hermana Augusta Leigh, la cuál tuvo una hija y se llegó a rumorear que podía ser del propio Byron.

Toda una corta vida lujuriosa y polémica… Murió a los 36 años de edad.

(Ver la primera parte del anecdotario aquí)

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

5 comentarios en «Anecdotario de escritores (Miller, Quevedo, Kafka, Byron, Swift, Dickens)»

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