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Versión en inglés aqui. Construye ese muro lo más alto e impenetrable que quieras; imagina así que no existe México, y llévate de una vez a las empresas petroleras que saquean los recursos naturales no renovables de nuestro país. Que las trasnacionales estadounidenses hagan sus maletas y vayan a engordar a tu población, a explotar a tus empleados. Deja en paz nuestro territorio, olvídate que existimos, seamos dos desconocidos que se ignoran mutuamente. De paso, siembra tus propias drogas de consumo en tus campos, así te llevarás los muertos por las luchas del narcotráfico, deja que se contamine tu política con la corrupción que los criminales propagan con dádivas en nuestro país a la casta gobernante.

Donald Trump
Photo by: Dennis Van

El gran muro está en chino

Al sembrar un muro en la frontera, dejarás un tiradero de nuestro lado, pero nuestro pueblo tendrá un renacimiento pocas veces visto en la historia: los intereses mezquinos propios de tu imperio pronto se olvidarán y nuestra noble gente se reencontrará, crecerá de nuevo la concordia y volveremos a nuestra verdadera naturaleza de hermanos, siempre preocupados unos por otros, hoy deslumbrados por un consumismo neoliberal de la escuela de Chicago que se impuso hace 30 años en México y otras no pocas partes del mundo; se limpiará el basurero de las prácticas de los ambiciosos y crecerá de nuevo el espíritu vital que hizo en otros tiempos a nuestro país una nación grande, pujante, culta y brillante.

¿Más vale malo por conocido?

No necesitamos ni su dirección, ni sus préstamos abusivos, sometedores, ni sus franquicias aniquilantes, ni sus tristes estereotipos de todo tipo: héroes, emprendedores, conquistadores. Tenemos en nuestros genes otra clase de grandeza, relacionada con asuntos que no entenderías como la paz, la familia o la armonía. Y nuestra libertad no es sólo una fachada de la esclavitud impuesta por medio de leyes, sino de un caminar hacia donde uno quiera con sólo una muda, que a donde vayamos tendremos hermanos dispuestos a darnos cobijo y comida y a compartir con nosotros su tiempo, su historia, el arte y la ciencia que hay en un platillo suculento.

Que sea tan largo como quieras, incluso sobre las olas del mar al oriente y el poniente, así evitaremos que tus industrias de pesca se lleven nuestra vasta fauna marina y contaminen nuestros mares. Si gustas, puedes devolvernos a los miles de cerebros que se fugaron a tu país con el somnífero sueño americano, que puedo vaticinar una explosión de júbilo en millones de familias que les extrañan, y otra explosión de progreso con lo que aprendieron en su destierro, creando un bienestar social pocas veces visto en el mundo, sin traicionar sus valores como a muchos allá se les enseña; volverán a casa exhaustos de cumplir horarios de guerra, día y noche sin pegar el ojo y verán como es que aquí, a pesar de los medios manipuladores y sometedores que imitaron a los tuyos, podemos conservar el amor entre las familias, la fuerza de las comunidades, la riqueza cultural y social que ni nuestro propio gobierno mezquino vendido a tus gobiernos, ha podido siquiera desviar un poco.

Con tu muro llegará una explosión de desarrollo pocas veces vista en México Clic para tuitear

Propongo la doctrina Barcala

Te propongo, a cambio de esa doctrina Monroe, la nueva doctrina que bauticé con mi apellido, la doctrina Barcala, que en lugar de «América para los americanos» sea «México sin los verdugos estadounidenses». Llévate tus coca colas, tus petroleras, tus caterpillar, que nosotros, ya sin el abusivo imperialismo, resolveremos los problemas de modos más creativos, ecológicos, sustentables y sin afanes de conquista. Mejor aún, sin perder nuestra vida, nuestro aprecio por la naturaleza, por el cariño de hermanos, siendo, como somos, como realmente dicta el poder genético, seres humanos que disfrutan la experiencia del paso por este mundo, apreciando amaneceres y redescubriendo las estrellas que se ocultaron por años bajo la nata de tu contaminación.

Y no te confundas, como sueles hacerlo, que deseamos volver a la etapa aborigen, donde todos caminemos semidesnudos; también sabemos del progreso de los pueblos, de la comodidad sublime de abrir un grifo y obtener agua pura, de la creación de leyes justas para la convivencia civil pacífica, pero sin la influencia oportunista de tu imperio que de cada ley roba mil derechos e impone dos mil obligaciones. Hacemos nuestras casas con esfuerzo, pero las hacemos a conciencia y picando duro la piedra, y no de cartón como las que habitas tú, esas de engaña bobos, que deslumbran pero que pronto se derrumban. Sí, somos gente, no máquinas. Y aprendemos las lecciones, hemos visto como incluso nuestras escuelas tienen libros con más héroes americanos que mexicanos. ¡Qué manera de sometimiento tan vil!

La vida sin un muro

Lamento mucho que los americanos, engañados, te vean gobernar a su país, sufran por cuatro años los descalabros que ya hemos vivido por aquí, con presidentes ineptos y sometedores; ellos, seguramente, también quisieran un ritmo de vida más humano, menos robótico; les encantaría, como ya lo hicieron en otros tiempos, salir al campo a convivir con la naturaleza, a sembrar hortalizas en sus jardines, a caminar por los parques por diversión y no para mantener el estrés de sus empleos con un cuerpo exhausto de metabolizar las porquerías que compran en las franquicias de comida rápida.

Me gustaría verte construir el muro tipo nazi, para ser testigo del despertar de mi nación Clic para tuitear

Pero me gustaría verte construir el muro nacionalista tipo nazi que pretendes levantar, para ser testigo del despertar de mi nación, oprimido por las políticas imperialistas que no nos han dejado crecer, han despojado nuestra soberanía y nos han amarrado de tal forma tan asfixiante, que hundió en la miseria y la pobreza a millones de nuestros hermanos mexicanos, esos mismos que zurcen las telas de tus empresas de moda,  porque tuvieron que someterse, viajando a tu país, en busca de una mejor oportunidad, y terminaron siendo esclavos de tus ideologías expansionistas, que reducen al hombre a la condición de máquinas de respuesta conductista.

En la columna lateral, arriba: Formulario de suscripción. ¡Gracias!
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Obvio, hay más opciones que dos…

Tampoco soy creyente de una visión contraria a tu capitalismo monopolista, reducido por tus influencias a socialismos e izquierdas no sé si menos o más salvajes que tu mundo de pacotilla, porque el imperio americano se ha encargado de soslayar cualquier intento de brillo que se encuentra fuera del control que impone tu imperio (nacional); voto por una tercera esfera ideológica que ni de tu lado ni en tu contra: una cultura humana sin etiquetas, que valore al hombre y la mujer en su naturaleza, con sus potencialidades, capaces de cultivarse, divertirse y ser felices; una humanidad libre y en constante -mas no galopante- progreso, comunidades sin dioses y sin protagonismos enfermizos que disfrutan la vida, crean arte y escriben su propia historia, descubren sus miedos e inventan sin patentes, para poner los beneficios al servicio de los demás.

Adelante, Trump, construye tu muro y déjanos vivir en paz.

 

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

9 comentarios en «Adelante, Trump, haz tu muro…»
  1. La vida es sueño y los sueños , sueños son.
    Exclente para ser plamsado en un libro para que lo lean las personas que gustan de la lectura., de lo contrario muchas personas ni leyeron, ni leeran estas abundantes lineas.
    Felicidades por plasmar tus sueños

  2. Simple y directo, que manera de ver la oportunidad de quitarnos el yugo del imperialismo. Con esa perspectiva estoy de acuerdo en que se construya el muro, y que lo paguen los expresidentes.

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