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Esteban Echeverría (1805-1851)

En el fabuloso cuento de Estaban Echeverría denominado “El matadero” (leer aquí) simboliza la barbarie de las ciudades y la civilización de la vida campirana, tratando de denunciar al régimen autoritario del gobierno de Juan Manuel de Rosas. Es considerado el primer cuento argentino, y fue publicado en 1872, veinte años después de la muerte del autor.

Esa fue la primera vez que se incluye dentro de la literatura el tema de la civilización y la barbarie. Y es la cuestión que quiero reflexionar ahora: como en el cuento, algunos humanos de la actualidad, consideran que la tecnología, los avances científicos, el desarrollo de las ciudades, son “avances”, logros de nuestra especie hacia un futuro lleno de fulgurantes éxitos sociales. Ellos consideran que los “campiranos”, los campesinos, los “desgraciados” miserables de los cinturones en torno a las ciudades, deben dejar de ser flojos y ponerse a trabajar para las trasnacionales en busca de un mejor futuro para sus familias y del país.

Civilización y barbarie

Civilización vs Barbarie
Civilización vs Barbarie

Los pobres son considerados “bárbaros”, salvajes incultos y prosaicos merodeadores de las mesas de los ricos y poderosos; envidiosos del éxito de quienes estudiaron, se prepararon para lograr ser la promesa y el provenir nacionales o que heredaron una fortuna, un negocio, una mansión o un cargo público. Los “beneficiarios” del sistema económico y político en turno se sienten “civilizados”, la casta aristocrática, merecedores de elogios y parabienes.

Así las cosas, como en el cuento de Echeverría, la percepción está de cabeza, al revés, invertida, opuesta. Los bárbaros son los ricos, los ambiciosos, quienes se sirven del trabajo de los hombres buenos, nobles, necesitados pero honrados, deseosos de un mejor futuro pero que no tienen oportunidad en esta barbarie neoliberal de injusticias sociales, corrupción, discriminación. Un estado que se asegura de robar todo lo que puede ante el riesgo de pasar a sembrar el campo junto con los “mugrosos”. Los pobres en realidad son los luchones, que buscan un trabajo para llevar el sustento a sus familias con un esfuerzo digno de reconocimiento ante el saqueo de los “miserables ricos”, abusivos, explotadores, insensibles y “desgraciados”.

Manipulación

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Cuento El matadero, sumamente recomendable.

Cada día les ponen más difícil el camino para “subir” al podio de las televisoras, ese mundo con el que pretenden hacerlos soñar, capítulo tras capítulo, en las telenovelas relucientes, donde hasta los pobres viven mejor que la clase media.

La misma denuncia de Echeverría en “El matadero” sobre los abusos de los gobernantes y los citadinos sobre los campiranos, resulta fructífera para entender la desazón de nuestros tiempos, en donde vemos con dolor cómo crecen los jodidos en torno a los auto alabados riquillos de nuestros tiempos en sus grandes tiendas, dadivosos programas de gobierno, insuperables avances tecnológicos, envidiables vidas de telenovela, dioses de su olimpo, desgarradores de la alegría de un pueblo al que dividieron con sus pervertidas mañas políticas, sus baratas campañas culturales que apendejan sin remedio, en sistemas educativos conductistas para obedecerles y pagarles tributo.

¿Qué no se aprende nada de la literatura? Al contrario, siempre es el reflejo de la vida humana, un remanso delicioso para reflexionar y comprender la vida de otros en semejantes circunstancias. Dos libros al mes te darán un cerebro lubricado, en óptimas condiciones para ayudar a resolver tus conflictos y los de nuestra nación.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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