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Nuestra sociedad tiene un alto nivel de exigencia. En el camino de la vida vamos aprendiendo lecciones; bueno, no todos. Pero si eres de los que aprende, quizá te sea cada vez más difícil entender por qué mucha gente no se preocupa por la situación actual. Se han demostrado cientos de casos de robo, soborno, corrupción, abuso, maltrato, discriminación y muerte por el apetito voraz de los políticos.

Sin embargo, a nadie parece importarle. Medio céntimo de la población mundial (0.5%) tiene más poder y dinero que el resto de la gente. Esa diferencia abismal les permite comprar gobiernos, campañas, dominio sobre otros, quebrar competencias, aprobar leyes a su favor, tener sexo por módicas cantidades, abusar de otros, aprovecharse del narcotráfico, dominan ejércitos con sólo llamar a su aliado presidente de un país y aniquilar a sus enemigos. Aquellos que, como yo, se atreven a cantar su mundo de atrocidades.

apetito vorazSon capaces de auto secuestrarse, atacar a su propio país para tener el pretexto de vender armas, alterar los resultados de la bolsa de valores, atacar a un país indefenso para quedarse con sus riquezas y seguir subyugando a la gente. Ellos deciden quién debe morir, de ese tamaño es su apetito voraz. No tienen freno, no negocian, en todo caso acuerdan asuntos que les favorezcan.

Ya no les importa nada, más que enriquecerse más y más y ampliar su poder. En el mundo se produce alimento para 12 mil millones de personas, sólo habitamos 7 mil millones. Y muere de hambre más de la mitad. En el mundo también, si se suma el Producto Interno Bruto de todas las naciones, alcanzaría para repartir 500 dólares por persona por día. La desigualdad es impresionante.

Desigualdad y ambición

A lo largo de la historia ha muerto mucha gente tratando de dejar este mundo mejor de lo que estaba cuando llegaron, luchando por los ideales que su conciencia les dictaba. Hoy día sigue muriendo gente de hambre, por guerras, por sacar adelante a sus familias, en innecesarios accidentes, por congestión alcohólica, por adicciones, por no tener medicinas que abundan en otros sitios, por no tener alimentos, por no tener agua. No fue suficiente que murieran 25 millones de personas en la 2ª. Guerra Mundial, la ambición de unos lleva a la desgracia de otros. Si estalla una revolución, mueren los de abajo contra los de abajo. Los de arriba sólo cambian de bandera y siguen su misión de sembrar hambre, muerte y destrucción, abuso y control de los demás. Recibiendo de sus esclavos más y más ganancias, un trato de reyes y manjares abusivos.

No será suficiente que muera la mitad de la humanidad, seguirá su apetito voraz. Ellos seguirán ambicionando por generaciones, hasta que les pongamos un alto definitivo. Para lograrlo, la sociedad mundial debe leer, informarse, involucrarse en las decisiones de su país, generar cambios y no seguir solapando a las reses de engorda en su inacabable apetito feroz. Sólo la sociedad del conocimiento podrá lograr el cambio; no un pequeño grupo de conocedores, sino todos como conocedores del desfalco universal. No es un cuento, esto que les escribo sucede y no hay forma de pararlo divididos. La única forma es unidos y con conocimiento de causa.

Apetito voraz

Y un asunto más: la mentira y la manipulación abundan en todas las esferas sociales. Desde la publicidad engañosa, las noticias tergiversadas a manera de proselitismo político, la supuesta santidad de instituciones, los programas sociales que son sumamente engañosos, pretextos para el saqueo de las arcas nacionales, dádivas a cambio de mantenerlos en el poder. Los productos chatarra, baratijas a precios exorbitantes, los incrementos constantes de los energéticos, los impuestos que atacan por todos lados (en lugar de un impuesto único hay que pagar permisos, licencias, estacionamientos de parquímetro, carreteras de peaje, etc.), las obras abundantes a través de las cuales limpian dinero que va directo a sus bolsillos y muchas mentiras más que se deben empezar a detectar. Ya saben, el banco, los poderes fácticos, las grandes multinacionales y el gobierno jamás pierden un centavo.

 

Publicado originalmente en: www.impulsoinformativo.net

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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