Se aplicaron hace poco unas reformas que terminaron de hundir a muchos mexicanos en la ya desesperada situación que vivíamos, con la miseria acumulada por décadas, con la inseguridad, con la desigualdad. Hay quienes todavía piensan que el modelo neoliberal que arreció con Salinas de Gortari es ideal para nuestro país. Tremendo error.
El México de hoy
Ese modelo, para dejarlo más claro, ha beneficiado a una minoría y ha sembrado el hambre en millones, ha exportado a cientos de miles de connacionales que no soportaron la pobreza, se abandonó el campo y dependimos más de la importación de productos que podíamos sembrar aquí.
Ese mismo modelo ha impulsado a los políticos a amar la riqueza, a unirse con los empresarios más poderosos, abrirles brecha para que sigan «comprando» las misceláneas, farmacias, papelerías y hasta tiendas de mascotas que antes daban sustento a las familias mexicanas. Ellos con todo su nuevo poder económico y también político, siguen hurgando en nuestros bolsillos (riqueza nacional), en busca de más poder y riqueza.
Ese modelo lo defienden las reformas de Peña Nieto y los partidos aliados, incluidos el PAN y el PRD. Obvio que la gente buscara castigarles con su voto en favor de AMLO. Y así será, porque las promesas de los contendientes se dirigen hacia allá, seguir el modelo, más policías, más control, mayor inversión de quienes tienen mucho.
¿Qué vio AMLO que no pudieron ver los otros?
AMLO, contrario a eso, sintió el compromiso con los más amolados, ser quien los defienda y creó un proyecto que les involucre, les devuelva su dignidad y su seguridad, un estado que divida al poder político del poder económico. No le veo ningún pecado a eso, los otros ya tuvieron su oportunidad de inflar sus bolsillos y millones en el México de hoy carecen de lo más elemental.
Se requiere incentivar la productividad de los grupos más vulnerables, facilitar oportunidades para que puedan desarrollarse, pagar sus deudas ante las fauces voraces de los banqueros y crecer por primera vez en décadas. Devolver su vitalidad al campo mexicano, proteger a la pequeña empresa y la micro, a las industrias pequeñas, para que no mueran sin poder hacer pelea ante las fauces de los ricos y poderosos.
Por décadas también, se menospreció la cultura de los pueblos, se discriminó a los más alejados, a los diversos, incluso las mujeres que cobran menos que los hombres. La visión de AMLO engloba muchas cosas, qué bueno que finalmente hubo uno que se sentó a pensar en una idea amplia en beneficio de todos y no sólo de sus cuates.
Lo curioso es que los otros contendientes siguen en su necedad. Siempre mienten con tal de ganar, prometen lo que no van a cumplir, hasta se hicieron populistas con tal de ganar escaños y cargos. Ya hubieran cambiado el rumbo de esta elección con un poco de sesos, pero sólo se les ocurre el plagio.
Es curioso que quienes defienden las opciones de ANAYA y MEADE estén cómodamente sentados disfrutando de una vida de esfera de cristal, porque seguramente tienen una fuente de ingresos que les asegura seguir en sus sillones. Se olvidaron que para proteger su esfera, tenían que velar por todos, por los jodidos, por los hambrientos, los poco preparados para la guerra comercial, los engañados y manipulados por los medios timadores.
Y en cuanto a las iglesias, sólo daré un rodeo, para evitar susceptibilidades, pero ellas han creado círculos cerrados de cierto poder, mismos que se parecen a las esferitas de arriba, y se han olvidado de hacer misiones, de enseñar a la gente a ganarse el pan, a pescar; se olvidaron de la solidaridad y la hermandad. Contrario a eso, han vuelto pecaminoso todo aquello que signifique marginalidad, diversidad, porque ellos quieren sólo un modelo de personas y no todos nos agrupamos ahí.
Creo firmemente que si este maravilloso México está dividido, no es por culpa de quienes han sido relegados a los círculos de miseria que rodean a las ciudades, círculos que cada vez se vuelven más gordos y hoy, finalmente, han crecido tanto, que se comieron a la clase media. Se ensanchó la brecha entre pobres y ricos. Creo que es tiempo de un llamado al reencuentro, en la nueva preocupación de todos con todos, de entender que no se podrá forjar el futuro de un país si se cree que soy enemigo del de enfrente. No señor.
¿Será AMLO el único camino?
Desde luego que no. Podría haber miles de propuestas para solucionar el problema. Sin embargo, en este momento, no hay otra opción y aunque perfectible, millones de mexicanos se enfilan a darle su confianza el 1 de julio. ¿Nos hará daño? Con lo dicho anteriormente, no lo creo. De cualquier modo, el daño ya está hecho y tenemos que trabajar como sociedad para cambiar ese sueño de élites por el sueño de comunidad.