Película «Guasón»: la sonrisa que oculta lágrimas.

Comparte:

Me temo que aquellos que han dicho que es una película «muy fuerte» no han visto nada. Esta propuesta cinematográfica, ambientada en los años 80 aproximadamente, sitúa a una Ciudad Gótica del estilo Bronx de esa época. La tierra de nadie, la tierra sin ley.

En ese mundo, un comediante incipiente llamado Arthur Fleck, se reconoce como una persona con un trastorno psicológico que requiere tratamiento psiquiátrico y medicamento para controlar su ansiedad. Mención aparte, nuestra sociedad genera ansiedad en muchos individuos.

La ansiedad

Las personas con trastornos de ansiedad con frecuencia tienen preocupaciones y miedos intensos, excesivos y persistentes sobre situaciones diarias. Con frecuencia, en los trastornos de ansiedad se dan episodios repetidos de sentimientos repentinos de ansiedad intensa y miedo o terror que alcanzan un máximo en una cuestión de minutos (ataques de pánico). (Mayoclinic).

La película refiere a situaciones que vivió Arthur en su infancia por culpa de su propia madre, aunque deja dudas si todos aquellos problemas psicóticos que vivió la madre fueron «sembrados» por un multimillonario que se está postulando a alcalde: Thomas Wayne (padre del futuro Batman).

Una sociedad que genera en los individuos tales trastornos no puede hacerse sorda cuando esas personas, habiendo sufrido tanto, ahora deben ser responsables de sus actos. Con una indiferencia suprema, los ricos, los poderosos, los «beneficiarios del sistema», pisotean los derechos y generan, producen, causan la existencia de dichos individuos y luego los condenan por comportarse así.

Las estupendas actuaciones de Joaquín Phoenix y Robert De Niro en el Guasón (The Jocker)

La lección que esconde la película es esa sonrisa, esas carcajadas, esas pantomimas que ocultan algo más, una mente revolucionaria, una demanda, exigencia tal vez, que tienen los olvidados, los que sufren, los que lloran, esas lágrimas detrás de la sonrisa.

Hemos visto cómo el cine está evolucionando en sus recientes entregas; son propuestas más penetrantes, reflexivas, quizá menos efectos y un poco más de afectos, de lecciones, de mensajes. ¿Acaso nuestro mundo ha cambiado y demanda más películas e historias del mismo corte?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *