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Entiendo que soy pueblo, no importa que tenga un grado, un cargo o sea presidente: siempre estaré del lado de mi gente, con ellos, hombro a hombro, levantando los escombros, sembrando, reconociendo en los otros a mis hermanos, a mis compatriotas. Ellos son mi gente y no será de otra manera.

Soy pueblo

Mi ser, mi sombra, mi alma emanan del mundo que me rodea. De ellos extraigo la savia, la historia, el conocimiento. Como pueblo aprendí a comer, a ser, a merecer. ¿Cómo negarme a seguir siendo, en cualquier confín del universo mismo, parte de mi propia esencia? Traicionaría mis principios, mi tiempo, mi conciencia. Soy y he de seguir siendo aquel o aquella, este o esa.

Soy pueblo

Qué virtud, qué dicha, ensamblado del amor de mi gente, configurado con el sabor de mi tierra, no podría entender si mirara a otras fronteras alcanzando sueños inculcados por la mercadotecnia, los sinsabores de la nostalgia, la distancia, la zozobra. De aquí soy, a estos sueños cuya efervescencia heredada de un remoto pasado me impulsan al mismo porvenir. Miro la misma luna de hace siglos, elijo ver el mismo cielo y me debo a este sol que me alimenta.

Soy pueblo

Opto por quedarme aquí, con los míos, en mi parcela. Acepto las inclemencias del tiempo y rechazo las invasiones de agiotistas abusivos, colonizadores y mercaderes que no dejan algo bueno a cambio. Prefiero permanecer, luchar con mis semejantes, decidir juntos los caminos que habremos de construir, el progreso que en grupo aspiramos para los hijos y los nietos de mi nación.

Soy pueblo

No defraudaré a mis semejantes, ni a mis maestros, ni a la casta cultivada de seres que forjaron la libertad; esos que vivieron para mí, dejándome ancestrales enseñanzas, suavizando la tierra que hoy es dócil, moldeable como barro, fértil por sus cuidados.

Soy pueblo

Aunque cargue con toda la hacienda, porque con y por el pueblo, hemos edificado el techo que nos da cobijo y comemos el fruto cosechado con esfuerzos solidarios, de sudores compartidos y donde amamos sin cesar, tras los árboles, lomas, riscos y cañadas, a escondidas o sin tapujos, porque humanos es así, hermanos, compañeros, comparsas lisonjeros.

Soy pueblo

¿Quién soy yo para sentarme por encima de mi pueblo? ¿Qué privilegio creo tener si me enorgullezco de pisotear a los míos? ¿Qué tipo de ojos pueden imaginarse tal incesto? ¿Cuántos se han creído ser los dioses desde su palacio terreno? ¡No hay vileza mayor que subirse al pedestal de la ignominia! Cuán soberbio abuso se ha sembrado y heredado en los palacios aristocráticos sobre el lomo de sabios ancianos, nobles madres, fuertes líderes, valientes guerreros, todos ellos pisoteados por títulos nobiliarios.

Soy pueblo

Que me quede sin aliento, pues prefiero ser pueblo que pasar a la historia como injerto, un demonio siniestro, capaz de traicionar a su propia raza, al respetable, al depositario de la más alta veneración, propietario de la cultura, del arte y la herencia amorosa de vivir para los otros.

Muy pronto en librerías

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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