¿Por qué mienten con alevosía los medios masivos mexicanos?

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Hundirse en el excesivo nido de datos provenientes de diferentes portales sobre quiénes son los propietarios de los medios masivos mexicanos y al mismo tiempo tratar de discernir por qué tienen línea política, a quienes pretenden favorecer o quienes patrocinan sus barras de programación es una tarea titánica.

Durante mis estudios en la Licenciatura en Comunicación hace ya algunas décadas, era constante el mareo de charlas que compartían con nosotros los maestros sobre su experiencia frente a las telarañas históricas del control mediático ejercido sobre la población. La historia de Televisa estaba ya en los libros y, sin embargo, pocos sabían de sus amafiadas noticias. Sin duda, desde entonces, ellos inventaban la verdad.

Con el correr de los años, por el interés de mi profesión, he visto ir y venir medios, conductores, historias y demás. Eso, para empezar, me permite ahorrarme el engorroso análisis de tan variada materia que hoy se nos presenta. Pero, para ser breve, estas son las principales razones de sus hoy detestables mentiras mediatizadas, que entre ellos encubren y disfrazan de verdades.

Herencia del PRI

Por sexenios, el PRI tuvo controlada la información oficial, totalmente ajena a la realidad. Los medios eran herramientas del poder. Radio, televisión, revistas, periódicos y más tenían «autorización» siempre y cuando se ciñeran a su «verdad». Darles sus chayotes -literal- era una forma de entretener a los reporteros durante las largas giras de los presidentes.

De ahí surge el término «chayote» para pagar a los reporteros y medios -ahora en efectivo o contratos de propaganda- y, bajo el control obligado por la ley, de «permitir» las concesiones, los políticos en turno tenían aseguradas las coberturas de sus campañas, de sus actos oficiales, toda esa manipulación sobre los ciudadanos, obligados a marchar siempre al ritmo que ellos indicaron.

Terminada la primera pesadilla del PRI, inició otra más cruel y violenta, la del PAN. Heredó el mismo sistema de control mediático, con falsa apertura, filtrando algunas noticias que el pueblo quería escuchar y así seguimos otros 12 años. Sabiendo sólo lo que los políticos querían que supiéramos. Así, con una falsa telenovela, llegó el tele-presidente, Peña Nieto, con su Gaviota, una vedette de Televisa. La relación de medios con políticos no podía ser más cínica.

La cuarta transformación

En nuestros días, la relación ha cambiado. El chayote se ha terminado. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha decidido reducir el gasto gubernamental hacia los medios masivos hasta en un 60% y ha devuelto el control del 25% de programación obligada anteriormente (salvo tiempos electorales que controla el INE). Ahora los medios disponen de esa programación libremente.

Los medios «sin recursos»

El ingreso económico que antes les garantizaba el Estado Mexicano, se ha visto drásticamente disminuido y los medios masivos se han visto en la necesidad de hacerse de recursos económicos, acostumbrados a extender la mano a «papá gobierno», ahora deben mendigar.

¿Quiénes son los mejores postores? Es obvio que los empresarios son quienes cuentan con el dinero que ambicionan los medios, ahora que hay una revolución digital que facilita a cualquiera ser un influencer de las redes sociales. Existió, entonces, un encuentro entre quienes no se sienten a gusto con la política económica del presidente y la 4T.

Situación actual

Los intereses de quienes se quedaron sin poder, en especial del PAN, se vieron golpeados el 1 de julio de 2018. Había que mermar la popularidad abrumadora de AMLO si querían retomar sus carreras políticas. Se creó un frente anti-AMLO que compra los espacios televisivos, radiofónicos y periodísticos con dinero de los empresarios que ahora deben pagar impuestos.

La tranquilidad está lejos de los mexicanos, pues estas guerras de poder entre medios + empresarios + políticos de derecha contra el Gobierno de México acribillarán de paparruchas (fake news) con tal de lograr sus objetivos. La estrategia de comunicación del presidente ha superado con creces la expectativa de los mexicanos y la de los mismos medios que ya llaman a las conferencias del Dr. Hugo López Gatell, como la telenovela de las 7, robando el rating a los medios.

Lo mismo sucedió con las mañaneras, con mayor audiencia que los programas noticiosos tradicionales. Si la gente sigue informándose y formando criterio, tendremos un resultado bueno: un país con ciudadanos mejor informados, capaces de detectar las mentiras de los medios y con mayor interés político, cultural y, gracias a López Gatell, científico.

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