¿Podremos soportar hasta 2018?

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Tenemos ya la sangre bajo nuestros pies de tanta matanza, hundidos en la desesperanza, junto a las desapariciones, la impunidad y una clase política sorda, dedicada al robo, el desenfreno, el cinismo y la desfachatez. ¿Qué podemos esperar para el 2018? Si nuestro México está indignado, sometido a la peor crisis social de la historia. Hartos de tanta injusticia, moribundos de hambre, insatisfechos con la ley impuesta. Y en ese deprimente marco, apuestan por seguir así, con la ley 3 de 3 sometida a la voluntariedad.

El año 2018 ya lo tenemos encima en cuestión política.

Ese 2018 tan cacareado que algunos ven con ilusión, deseosos de ver finalmente fuera al PRI y a su mafia de rufianes liderados por un dictador, impostor, traidor y homicida, cualidades que no le quitan lo imbécil a su actuar de cada día. ¡No da una! Y algunos sueñan, como si se pudiera hacer realidad un deseo que está muy lejos, a años luz, de su viabilidad.

Así como hemos visto el cinismo de los políticos por adueñarse de casas blancas, de olvidar homicidios y desapariciones, de los procesos electorales atiborrados de irregularidades sin castigo, de castrantes persecuciones y reformas ya legales que confirman su valemadrismo a la voluntad popular, que representan los intereses de nichos poderosos apropiándose de recursos naturales y pagando miserias como salarios, así veremos un 2018 igualmente sombrío, lúgubre, que sepultará a todos en una nueva desesperanza, un grito desgarrador de impotencia porque será nuevamente robado el poder por los criminales políticos a su entera voluntad ¡y con nuestros impuestos! van a comprar de nuevo la elección. Fingirán que perdieron, que otro les quitó la presidencia, pero no será más que una nueva simulación para enmascarar su burla a los mexicanos.

Hablemos del PAN con lo mismo, que apuestan en 2018 por lo peor de su grey: la consorte y RMV de Puebla. ¿No tienen algo mejor? Ese partido que un día ilusionó a millones, también un día terminó desilusionando. Y algo que es peor: apoyaron las reformas de EPN por unos millones a cada legislador que las aprobó. Qué poco vale su honorabilidad. Pensaron antes en ellos que en el futuro del país. Se parecen ahora tanto al PRI que no tendrán muchas posibilidades en el 2018 a menos que, coludidos con ellos, haciendo uso de las mismas asquerosas mañas, compren la presidencia. Son los panistas quienes han permitido y facilitado el regreso del partido más perverso de la historia en el mundo; por tanto cómplices. Sin duda han colaborado enormemente con la campaña de AMLO. Sus errores lo han fortalecido significativamente. Y para finalizar con los azules, sin duda, lo más reprochable es que habiendo tenido doce años la oportunidad histórica de llevar a México a las nubes, lo convirtieron en un enorme cementerio que fortaleció al PRI de nuevo. Tienen una deuda con la historia, pero lo más seguro es que sean los blanquiazules quienes se vuelvan tapadera del tricolor en 2018.

Y hablemos de Andrés Manuel López Obrador. Le imaginaré en dos versiones para que usted acomode las piezas al gusto. 1) el malo y 2) el bueno. AMLO el malo es un comunista maldito que quiere convertir a México en una Cuba anti democrática a quien debe tenérsele mucho miedo, como lo sufre Venezuela también. AMLO el bueno es un hombre que ha luchado por la democracia y ha caminado siempre bajo la bandera de la legalidad, esperando la oportunidad de meterse en la silla grande. Cualquiera de las dos opciones que ustedes gusten escoger, no facilitarán su llegada a la Presidencia de México. La primera es la visión de la derecha del país que a toda costa obstaculizará su llegada porque dicen, es un «populista» y la segunda es la personificación de uno más de los que serán victimados por la casta política porque no «está preparado» para asuntos importantes. Y se dirá de él lo que se ha dicho siempre: aunque reclama, termina siendo parte del juego de la legitimación del sistema político del país.

A una parte de la población le aterra su llegada al poder por que piensan que podríamos perder derechos, libertad y seremos víctimas de las molestias del imperialismo estadounidense (como se suele pensar). Otro grupo lo coloca como un semidiós dechado de virtudes y potentados. Ni una, ni otra visión son correctas. Como político, obviamente jalará agua para su molino, quizá no robe o robe poquito, quizá se vea obligado a mejorar las cosas, a frenar el neo liberalismo imperante, pero igual podría suceder que no tenga el apoyo suficiente para impulsar las reformas que en realidad necesitamos.

Hablar a calzón quitado de la realidad del presidenciable AMLO, para poner los pies en la tierra con el fin de vislumbrar los posibles futuros de México, si llega a la presidencia tampoco se tiene garantizado el cambio que se desea, sobre todo ese que llevaría al país a ser una potencia mundial. A eso me refiero con ser realista. Sus fieles seguidores le ponen demasiado alto y por ello los enemigos lo tratan también de una personificación diabólica, populista y peligro para México; así les han de sudar las entrepiernas a los opositores de AMLO que asustan a los votantes infundiendo pavor por su llegada. Todo esto no es más que un juego de palabras que confunde a las personas, especialmente los menos favorecidos con una instrucción cultural. Si muchos siguen votando por el PRI es precisamente porque son vulnerables a sus engaños y manipulación.

No es un dios ni un ánima milagrosa. Si logra aglutinar voluntades ha de ser porque es un líder. Tiene a su lado a importantes figuras, no sólo culturales o intelectuales, también hay empresarios y patrocinadores de su movimiento, incluida recientemente su parte del presupuesto público como partido político MORENA. Detrás de él hay un ejército de activistas y líderes sociales que le apoyan y que sabe ganarse, como la CNTE, por ejemplo. Los pelos de los políticos convencionales se erizan cuando él mueve fichas de su ajedrez y de inmediato usan declaraciones estridentistas para acusarlo de revoltoso o cualquier otro adjetivo (des) calificativo.

A lo largo de la historia del político tabasqueño, hemos visto una evolución; sin duda ha aprendido importantes lecciones en los tropiezos que sufrió, por propia causa o porque le metieron el pie. Y ni dudar que en ese año podría dar la sorpresa. Pero, la pregunta que cabe hacerle es, si dadas las condiciones en que se encuentra nuestro país, con un paro magisterial en la mitad de los estados del país, sumado al paro de médicos y enfermeras, el resurgimiento de los grupos de autodefensa, el apoyo de los jornaleros de Atenco a las marchas de los maestros, al igual que la solidaridad de sus colegas en la UNAM, el IPN e importantes adhesiones de grupos del SNTE, sumándole ahora a los empresarios con su reclamo, histórico, en las calles (COPARMEX) por la ley 3 de 3 y los más de 600 mil que firmaron la propuesta de esa ley, el repudio generalizado de la población al presidente incluso dentro de la televisora que le apoyó, ¿estamos en condiciones de esperar el 2018? ¿aguantaremos? ¿podrá sostenerse el mequetrefe ese?

La posibilidad de que un independiente llegue al poder es baja en este momento, pero podría darse el caso de que las estadísticas den un giro y se facilite el camino de un hombre o mujer libre de partido; sin embargo, en ellos también está un riesgo de elevar a los altares de la patria a un personaje que vuelva a ser títere del sistema actual.

Así que, por como van las cosas, AMLO significa mucho en este futuro pues es realmente la oposición única de la misma basura de siempre (y no confundan, soy apartidista y por motivos de inteligencia, antipriísta); sólo que no se canten victorias mesiánicas entre sus seguidores, sino una actitud más responsable que impulse sus tácticas para encumbrar al tabasqueño, sabiendo de antemano que no es perfecto pero que podría hacer un buen papel si se rodea de valiosos elementos. Tomando en cuenta que la imagen de enemigo estadounidense tampoco es oportuna. Un político debe ser conciliador de intereses.

Finalmente, EPN ha acumulado cualquier cantidad de delitos: es asesino por Atenco y los feminicidios, es corrupto por la casa blanca e Higa, es insensible y mentiroso con su verdad histórica de Ayotzinapa, es dictador por imponer reformas sin considerar la opinión de la población, es ilegal por fraude, porque usó a un hacker para contrarrestar a la oposición, por compra de votos en la elección que lo llevó al cargo, es traidor por facilitar a los extranjeros los recursos naturales de la nación, es idiota por no saber las capitales del país, es tramposo por llevar gente a sus presentaciones, por no tener papeles para acreditar sus estudios, por prometer grandes cosas que no cumplió, ni cumplirá.

Es tiempo de discutir si tiene la calidad moral para seguir gobernando, reprimiendo a los maestros, silenciando a periodistas, imponiendo una imagen de país que no existe en los medios masivos con millones de pesos de nuestros bolsillos para sus campañas propagandísticas; y si la tienen, de paso, quienes podrían correrlo legalmente y no lo hacen: esa maquinaria absurda de magistrados y leguleyos (los otros dos poderes de la unión) que sin sangre podrían darle un respiro a los ciudadanos, facilitando el avance de la nación y no su retroceso.

Leer un fragmento de Plan para derrocar al presidente

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