Demócratas – republicanos; priístas -panistas – morenistas, izquierdas – derechas, negros – blancos, homos – héteros, creyentes – ateos; testigos – protestantes – católicos, pueblo – autoridades, ricos – pobres; socialistas, comunistas – capitalistas, conservadores – liberales, empresarios – sindicatos, ¿solteros – casados?, niñas – niños. ¿Son contrarios?
El panorama parece desalentador cuando, en una situación como la estadounidense al exacerbarse las diferencias sociales, incentivarse la discriminación, orillar al odio racial, a la construcción de muros, a cancelar los acuerdos comerciales, etc. La sociedad del conocimiento se encuentra en una encrucijada.
El panorama es desalentador al exacerbarse las diferencias, la discriminación, y el odio racial. Clic para tuitearNo somos sociedad del conocimiento
Sus estudios pusieron en la charola de la sociedad una variedad de aprendizajes que permitían vislumbrar una raza humana evolucionada, capaz de concebirse como “de otro nivel”, intelectual; insertada en un devenir desarrollado, más auténtico, sensible, organizado y respetuoso.
Porque antes que ser católicos, protestantes, ateos, judíos, musulmanes, de izquierda, derecha, capitalistas, comunistas, blancos, negros, amarillos, ricos, pobres, empresarios, trabajadores, médicos o pacientes, todos somos seres humanos.
La ciencia debe ayudarnos en algo
Las teorías han explicado con suficientes estudios que las oposiciones no contribuyen al desarrollo de la sociedad. Por el contrario, retroceden en los avances alcanzados. Pero eso no es nada extraño, como se ve, parece más que obvio.
La crítica filosófica de Jacques Derrida (1930-2004), argelino y francés, a través de su teoría de la deconstrucción, nos ayuda a plantear de un modo claro la aseveración de que todos somos seres humanos. Usando la frase: “Ser X es una forma de ser Y”, podemos sustituir la X como la tradicional oposición en el lado “del poder mayor” sobre Y como el “poder menor”.
Esto se aplica así: “Ser hombre es una forma de ser mujer”, “Ser padre es una forma de ser hijo”, “Ser autoridad es una forma de ser ciudadano”. Vamos a replantear así, las históricas diferencias en una sola resolución: todos somos humanos. No importa cuál sea la condición de superioridad o inferioridad que típicamente se defienda, porque “ser blanco, es una forma de ser negro” y “ser creyente es una forma de ser ateo”.
Ejemplos esclarecedores
Al menos, en asuntos de filosofía, nos permitirá comprender espectros más amplios que los básicos usos del conocimiento escolar. Nos debe permitir entender el “para qué” de la existencia humana y que la balanza sobre la que calculamos la escala de valores se equilibre de forma óptima. No hay una religión mejor que otra. Podrían todas estar en el mismo nivel de ignorancia de cualquier voluntad divina o espiritual. Estarían así, en las mismas condiciones que los ateos.
Así que “ser imperialista es una forma de ser socialista”. Lo mismo que defender la supremacía racial de blancos contra negros. Si echamos un vistazo a los estudios sobre el ADN histórico del que provenimos todos, nos daremos cuenta que provenimos de una familia negra africana hace millones de años, por eso, “ser blanco es una forma de ser negro”; pero no basta con esa condición biológica obligada: también es una casualidad que podría haber puesto en primer lugar a los negros y que los parámetros de belleza simplemente fueran invertidos.
Por siglos, ser rico fue una cualidad negativa; era mejor ser humilde, desprendido de la materialidad, capaces de ser felices al oler las flores del campo, contar con muchos amigos y no con envidiosos. El sistema económico actual ha puesto las cosas de cabeza. Ser pobre es peor que “zarrapastroso”, rencorosos sociales, inadaptados. ¿De qué está hecha esta nueva humanidad?
Valores contrarios
Por eso Derrida pasó de su teoría deconstructivista a procesos más avanzados de análisis social. El “contrato social” (Rousseau) es un acto forzado, “hay un silencio encerrado en la estructura violenta del acto fundador[i]”, pues se supone una imposición sobre la voluntad de los demás cuando se adquieren matices legales.
El único cambio verdaderamente radical en estas concepciones “opuestas”, sería la restructuración del pensamiento humano. El “ser” debe ser primero que el “tener”. Asunto que volvería a los “contrarios” de los que hablamos en todo el artículo. Es un nuevo oponente, el humano que valora al ser sobre el tener y el humano que lo considera a la inversa.
Las convenciones y no las divisiones
Por tanto, el error más dramático no es el “control” de las posturas, sino las típicas descalificaciones de quienes piensan diferente. La solución óptima es la apertura, para promover el encuentro y no la separación. Ser capaces de empatizar con los demás, abrirse a escuchar las visiones distintas, adoptar las cualidades y evitar lo inconveniente para nuestra relación.
Puedo entender que algunos estadounidenses deseen una política proteccionista, que asuman el control de sus fronteras, que se tome en cuenta a los “blancos” olvidados del sistema anterior, pero deberían también valorar la riqueza de otras “minorías”, las ventajas que han traído a su cultura y economía. Barck Obama es uno de los presidentes más queridos de su historia (obvio, en EUA), y tiene orígenes distintos a la mayoría. Porque todas las personas del mundo pueden tener algo bueno para dar a los demás.
[i] Derrida, Jacques. Fuerza de ley. “El fundamento místico de la autoridad”, Tecnos, Madrid 1997