De todas las mencionadas, sólo la última ha representado
¿Boda o acuerdo?
Peña Nieto la contrató originalmente para convertirla en la figura pública para difundir los ¿logros? de su gobierno en el Estado de México. Cuando «se enamoraron» luego de que Peña desapareciera a su
Luego vino la boda, el fraude electoral y se convirtió, más que en primera dama (cargo siempre honorífico y no legal) en la consorte golpeada de Peña Nieto.
En innumerables ocasiones la hemos visto, además, orillada, apartada, lejana o incluso molesta con Peña Nieto. Ya las voces lo decían que él no estaba más que interesado en la silla y aprovechó la popularidad de la actriz para hacerse de un electorado, por demás criticable, adicto a las telenovelas irrisorias de televisa.
Primera dama en el DIF
Lo que es muy cierto es que ya desde Fox, en donde vimos a Martha Sahagún casarse hasta un año después que él llegó a la Presidencia, siendo que el cargo del DIF estuvo en manos de la panista poblana Ana Teresa Aranda, Angélica Rivera ha sido la primera dama que ha significado menos que nada para el Gobierno de la República.
Además, se ha visto envuelta en escándalos de despilfarro en tiendas lujosas de varios países, cosa nada nueva en esa posición social, pero única al no fungir ni siquiera como esposa de Peña Nieto, pues es evidente el distanciamiento de la pareja desde que se adueñaron de la casa oficial de Los Pinos. Su antigua casa Televisa le dio la espalda, a diferencia de otras consortes a quienes seguía religiosamente como a las de López Portillo (Sasha
Usadas por los medios como distractoras de la atención cuando los problemas empañan la figura presidencial, Angélica sólo sirvió para empañar la ya deteriorada imagen de su marido, incrementando sus escándalos, mintiendo a la opinión pública y mostrando también su papel de víctima del dictador idiota, su ignorante esposo.