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Te doy la bienvenida.

Gracias por estar aquí. Hoy meditaremos sobre un aspecto importante en nuestras vidas: la fortaleza al tomar decisiones. La vida es una decisión entre lo cómodo y lo conveniente. Caminamos por este mundo con el instructivo perdido y oscilamos por los nubarrones de la incertidumbre. ¿Qué nos tocará vivir? ¿Tendremos suerte o la forjaremos? Usamos la esperanza como escudo protector con los mejores deseos de un futuro mejor sin saber bien a bien si saldremos airosos de nuestras decisiones.

Hoy pasearemos por esos momentos difíciles en los que hemos tenido que tomar decisiones y aprenderemos de esas experiencias. El pasado puede estar frenando nuestro progreso por el miedo a volver a cometer los mismos errores.

Fortaleza al tomar decisiones, una meditación de re programación mental

Empecemos. Hagamos primero un ejercicio simple de relajación. Imaginemos que flotamos en el espacio y recordamos cuando lo hicimos en una alberca. Sentimos nuestro cuerpo ligero. Avanzamos como en un viaje recorriendo lentamente. Es una sensación de libertad indescriptible, emocionante. Nuestra respiración es relajada. Vamos avanzando y miramos el espectáculo a nuestro alrededor. A lo lejos las estrellas y relativamente cerca los planetas de nuestro sistema solar. Nos impresiona el tamaño del sol y la distancia que nos separa de él. Respiramos profundamente. Disfrutamos la sensación de libertad sin atracción de la gravedad de la Tierra. Nos damos cuenta que tenemos algo de frío en los brazos y los frotamos para generar calor. La experiencia es realista, los detalles que alcanzamos a apreciar son verdaderamente espectaculares, como si un astronauta se extasiara al apreciar por primera vez ese entorno espacial impresionante.

Respira profundamente.

Ese sitio es estupendo para reflexionar sobre lo que ha sido tu vida. Repasas momentos en los que has tomado decisiones importantes. Podría ser un asunto de amor, profesional, familiar, con amigos o amigas, laboral. Piensa un momento en esa decisión. Reconstrúyela. Recuerda los diálogos de aquel día. Mira de nuevo los rostros de las personas involucradas. Fue un momento importante. Hoy, sin embargo, parece tan lejano y hasta irrelevante. Quizá si esa decisión la tuvieras que tomar de nuevo ahora, tu vida sería muy distinta. Nunca lo sabrás. Cualquiera que haya sido la consecuencia de esa decisión, ha llegado el momento de sanarla, de perdonarte, de dar carpetazo a un asunto que ya no se puede rehacer, ni modificar. Lo que fue, hecho está. Hoy haré lo mejor que tengo con ese recuerdo: aprender lecciones. ¿Qué provecho puedo hoy sacar de esa experiencia de vida? ¿En una decisión futura cometeré los mismos errores o habré mejorado en algo? ¿Qué cosas mejoraría?

Sigues flotando en el espacio, mirando cómo el sol arrastra a los planetas en sus órbitas y a lo largo de su recorrido por la vía láctea, también arrastrado por el centro de la galaxia que se asoma allá a lo lejos, en el horizonte. Es hora de evaluar tu desempeño al tomar decisiones. ¿Has aprendido a reflexionar lo suficiente antes de emprender un nuevo camino o sigues cometiendo errores de tiempos pasados? ¿Qué errores sigues cometiendo? Perdónate, agradece a la vida que sigues teniendo la oportunidad de enmendar tus caminos. Gracias a esta vida que te enseñó tantas cosas con tan torpes e infantiles errores.

Decidir es en ocasiones algo serio y no siempre lo tomamos así.

La ventaja es que siempre podemos tomar una nueva decisión. Se puede recular, enmendar, reconocer que anteriormente tomamos malas decisiones. Ahora nos esmeramos por pensar las cosas más detenidamente.

Ahora puedes proponerte un futuro mejor, ya sabes las consecuencias de un buen esfuerzo, entiendes que si haces una promesa la vas a cumplir, porque sabes desde ahora todo lo que conlleva esta decisión y porque ahora sí visualizas ese futuro que quieres, estás en la mejor disposición de dar este salto cuántico, de revolucionar con fuerza tu vida, de crecer a pasos agigantados, de subir varios peldaños a la vez. Has madurado lo suficiente como para entender a dónde quieres llegar y en cuánto tiempo lo vas a lograr.

Fortaleza al tomar decisiones, una meditación de re programación mental

Alguna vez te propusiste una meta y no llegaste. Perdónate. Hoy puedes volver a intentarlo. Eres más consciente y sabes que has mejorado mucho, has superado importantes obstáculos. Ahora tienes algo que antes no tenías: la experiencia. Sabes que puedes lograrlo, ya no te da miedo enfrentarte a lo desconocido, pues reconoces que tienes el escudo protector del conocimiento, tienes la fortaleza suficiente, la energía que se renueva día a día con todo tu coraje, con esa valentía y pasión que te caracterizan. Cada vez mejoras y pocas veces te premias por ello, hazlo ahora. Felicítate por tus logros, por haber crecido y madurado tanto en tan poco tiempo. Agradece a cada órgano, a cada célula de tu cuerpo, a cada maravilloso pensamiento que siempre surge con gran inteligencia para resolver conflictos y levantar el ánimo.

Es tiempo de mirar hacia adelante, con enorme esperanza, con valor, con ímpetu. Tienes clara la meta, tienes claro el camino, no te importa si otros no desean tu éxito, vas a alcanzarlo, aunque no les guste, porque sabes que a ti si te gusta, lo deseas, mucho, es esa la razón de tu vida, para eso estás aquí, para eso viniste al mundo y ahora empieza el camino que luego quedará escrito en la historia. Vas a dejar una huella profunda y lo mereces. Tienes todo el derecho y el poder y el deseo y el profundo amor por la vida y por ti, lo quieres, lo vas a lograr.

Las decisiones no siempre son fáciles.

No darás ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso.

Has quemado ya tus naves, la única forma de salir vivo de esta batalla es ganándola. Y cuando todo haya acabado recibirás los trofeos, las medallas, los reconocimientos y se escribirá sobre ti, sobre tu coraje, tu valentía, tu amor por la vida, tu increíble decisión de ser lo que ahora sabes que siempre estuvo escrito en tu destino. Los errores de antes sólo fueron escalones para llegar al pódium del triunfo que hoy te encumbra. Era necesario equivocarse mil veces antes de aprender lo suficiente para alcanzar tu meta, no fue algo malo, fue imprescindible. Agradece a todo tu pasado por dejar esas huellas tan valiosas en tu corazón porque curtieron tu piel, te hicieron resistente, te dieron la sabiduría necesaria. Hoy eres alguien gracias a tu pasado. Reconócelo, acéptalo, ámalo.

Acepta que eres mejor persona que antes al tomar decisiones.

Alégrate, eso significa que vales mucho, que aprendes incluso en las derrotas, que no dejas de luchar por alcanzar grandes objetivos, que tienes las agallas, el coraje, la misma fuerza e ímpetu del principio y la experiencia y sabiduría que te ha dado el tiempo. Así se crece, a sí se llega alto, así se alcanzan las grandes metas, se llega a las montañas más altas, a los peldaños que sólo unos cuantos son capaces de llegar y que tú ya puedes saborear, ya puedes oler ese peldaño, ya está al alcance de tus manos, está en tu agenda y pronto recibirás los laureles, las coronas, los premios. Que nada pueda opacar tu brillo, que no haya miedo, ni obstáculo ni problema que pueda frenarte.

Por Joe Barcala

José Luis García Barcala, Joe Barcala, es Maestro en Literatura y Licenciado en Comunicación. Nace el 6 de septiembre de 1967 en el Puerto de Veracruz. Tiene 8 obras publicadas y publica en distintos espacios.

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