¿Qué tiene este sueño como alegoría? Funesto y de engañosa utopía.

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¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? He pensado por dos horas y tres suspiros el sueño intrigante que me enfrenta a un mundo para mí desconocido. ¿Qué significan esos trozos de tela en las astas gigantes? ¿Qué sentido tienen sus colores y dibujos? Veo planicies desbordadas de seres marchitos en plural destino con ojos caídos y mirar sombrío.

Engañosa utopía

¿Cuan lejano estoy de mi origen? Y a pregunta expresa ni el lenguaje atino. Egos multiculturales, definen sus días con aplastantes finales. Se respira caos y desconfianza, se anhela la lucha por un territorio y se olvidan del viejo que aplastado yace a un costado bajo sus pisadas. No pueden comer aunque estén hambrientos, que el olor tortura cruel al más sediento.

No entiendo qué buscan cuando al lado tienen, tan cerca y tan lejos a su compañero; mutuamente desconocen el encanto de sus congéneres. Unos pintan, otros corren y se fían más de su soledad que del brazo fuerte que a un costado tienen. Nunca vi tal horror. Parecen esclavos cumpliendo un horario, comiendo veloces, bebiendo colores.

Con certeza digo que este no es mi mundo. Allá comes y duermes en comunidad, los lazos son fuertes, las rizas intensas, las almas ufanas, la ayuda infinita. Este ambiente ataja la mente y es de mis sueños el más deprimente. Veo con sorpresa el cerco que tienen para separarse, los muros y vayas para protegerse de otros, que al tiempo repiten el acto de mantenerse lejos de quien es su espejo; tan iguales son, que parecen parientes.

¿Qué tiene este sueño como alegoría? Funesto y de engañosa utopía.

Se ven hundidos en ideas superfluas, cansados de luchas que entre ellos inventan. Sus metas curiosas reflejan odio, separatismo y guerras, a cambio de amor, hermandad y avenencia. ¿Cómo pueden alcanzar el cielo con esas naves que rompen oídos, sin antes ducharse de brazos alegres? No entiendo la altura de sus edificaciones con escasa armonía, lazos fraternos y gozosa simpatía.

Ya voy entendiendo por dónde va esto y me aterra pensar que yo aprenda su juego. Someten a todos a un sueño funesto, volcando en sus mentes rencor manifiesto. Olvidan que todos son parte de un ciclo, de pasos que dejan las huellas que a otros de guía srvirán. Parece que escuchan con dos instrumentos, que al poco se olvidan y retoman el vuelo. ¿Cómo desvinculan sus cuerpos del ideal perfecto, el sueño de verse como un solo sujeto?

Engañosa utopía

No entienden que uno es menos que todos, no saben que el tiempo compartido es parte del juego que recoge frutos, derrocha amor y alegra el alma. Se buscan tesoros que acaban tirados y valoran migajas que no se levantan. Prefieren morir a servir, defender a debatir, ganar que compartir, restar a valorar.

Quiero pronto partir de este mundo infeliz, despertar del sueño intempestivo que me trajo aquí. Anhelo el momento de verme otra vez, entre cientos de abrazos del suelo de amor, que en mi alma brille ese gran esplendor de hermanos creciendo y jugando a la dicha o cortando una flor.

Engañosa utopía

 

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