Remontándonos históricamente al surgimiento de los modelos que dan forma a la actual geografía política y económica, tenemos que los mercados vieron con buenos ojos la trasnacionalización de la economía; con ello, podían vender sus productos a naciones vecinas, ampliando sus mercados. Obviamente, si algún país veía afectados sus intereses por cierta invasión, porque quitaba fuentes de empleo a sus propios ciudadanos, optaron por cerrar las fronteras con la intención proteccionista. Surgieron así los aranceles.
Un arancel es un impuesto cargado a los productos extranjeros con el fin de nivelar los flujos de capitales, es decir, que el dinero de la gente local saliera del país pero dejando otro tipo de beneficios a los nacionales. Así, si compramos gasolina extranjera, al menos que deje ingresos arancelarios adicionales al gobierno y, supuestamente, devolverlo a los ciudadanos en programas de beneficio social.
A fines del siglo pasado, surgieron a nivel mundial una serie de tratados comerciales entre diversos países con el fin de lograr regiones de mutuo beneficio y mayor capacidad de competitividad ante el resto de mercados mundiales.
El decálogo del horror
A partir de ello, sucedieron una serie de errores que los modelos de colaboración mutua no consideraron:
2) La prevención considerada en los tratados no fue suficiente. Los países emergentes, como México, con democracias incipientes o nulas, o dictaduras disfrazadas con falsas elecciones, se vieron inundadas en una corrupción que malbarató las estructuras del pequeño y los invasores lograron penetrar las legislaciones en su beneficio.
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3) La fuga de empresas a economías emergentes por sueldos miserables. Lo que hoy reclama Trump es precísamente que muchas empresas hayan visto la conveniencia de las industrias a emigrar para pagar menos salarios en los países emergentes y beneficiarse de los tratados para seguir vendiendo en el país de origen. Comprar, por ejemplo, a China las autopartes a precios ridículos (saqueando también los recursos naturales), y vender los autos con marcas estadounideneses. Eso quebró a la industria manufacturera en el país que hoy gobierna Trump.
5) La transformación del concepto de Estado, y de la soberanía. En la revisión histórica de las creaciones legales de muchos estados en el mundo, encontramos la necesidad de las poblaciones de contar con un órgano que defendiera, protegiera y organizara a las naciones. Hoy los estados, ente las alianzas y penetraciones de corporaciones multinacionales, la presencia de modelos geo políticos mundiales como la ONU, los gobernantes se ven abstraídos por la vorágine internacional, sometiendo a los pueblos a obediencias ciegas, desplazando a aquellas naciones que prefieren o están tan atrasadas y requieren caminar a su propio ritmo.
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6) La proliferación de salarios raquíticos. Con el pretexto de las crisis económicas que se han vuelto una constante en el mundo, los salarios se han adelgazado tanto que la esclavitud sería mejor. La pérdida del poder adquisitivo de millones de personas en el planeta es una preocupación latente que pone en riesgo constantemente a la dinámica histórica; los países vuelcan la política en elecciones o se cubren de criminalidad o arman revueltas guerrilleras.
7) Dramática desaparición de valores culturales. El consumismo, la obsolescencia programada (crear productos con fecha de caducidad para conservar la dinámica de consumo), las exigencias laborales, el aumento de tareas burocráticas para satisfacer las regulaciones comerciales, etc., han traído por consecuencia la pérdida de la cultura: gente que lee poco o nada, desinterés en los asuntos públicos, desinformación y manipulación de la población, etc.
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9) Separación de familias. Además de la desintegración acarreada por el propio consumismo del que hablé en el punto 7, está la necesidad de millones de emigrar para participar del mundo competitivo, para tener salarios que permitan superar las dificultades económicas en muchas zonas, para huir de la guerra o de zonas que han sido invadidas o saqueadas por las grandes corporaciones, vemos cada vez con más frecuencia la separación de familias por migración.
10) Acuerdos por debajo del agua. Los grandes magnates junto con el crimen organizado y los gobernantes corruptos, generando noticias falsas a través de medios que les pertenecen, manipulan y controlan los mercados, adueñándose incluso de la voluntad de las personas por medio de aplicación de dinámicas psicológicas para cambiar la percepción de la gente a formas de pensamiento que les favorecen.
Conclusiones
Empecé con el cierre o apertura de las fronteras y así es como he de cerrar. Necesitamos gobiernos y gobernantes que, como Trump, estén interesados en cierto proteccionismo de las personas que viven en su propio país, al menos hasta que la globalización a la que nos aventuramos hace tres décadas, sea mucho menos dañina de lo que ha sido.
Tenemos un Estado, pero no funciona para lo que ha sido concebido que es para proteger, para evitar que unos se coman a otros, que colabore en la competencia de los menos favorecidos, que permita el desarrollo sustentable, no un estado que se venda a los intereses de particulares, que finja trabajo en favor de los pobres, que compre votos para conservar el poder por medio de dádivas, que administre los bienes nacionales y no que se apropie de ellos o los venda por medio de corrupción a los amigos del presidente.
Necesaria una nueva visión
Queremos que empresas como Coca-Cola o McDonald´s aprovechen sus ganancias para mejorar la calidad de sus productos de modo que no dañen la salud de sus consumidores y que no pretendan mentir con campañas mediáticas sobre el valor de su basura.
Buscamos que todos tengan acceso a la cultura, el conocimiento y sean partícipes de la hermosa experiencia de vivir y de formar parte de la que supuestamente es una raza inteligente.