Cuento: El dragón de Hielo de R. R. Martin -PDF gratis

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Todos en la aldea coinciden: Adara es una niña rara, una niña del invierno. Nació la peor helada que se recuerda y el frío se quedó para siempre con ella. Es fácil verla pasear sola por los campos helados o construir imaginarios castillos de arena y hielo. Nadie lo sabe, pero espera, impaciente, la visita del dragón de hielo. Adara no puede entender por qué todos le temen tanto si para ella es su mejor compañero de juegos. Con él se olvida de que el eterno enemigo del norte se acerca peligrosamente a la aldea y lo mejor sería huir a las tierras cálidas del sur…

En el siguiente enlace podrás descargar CON CONFIANZA el libro El dragón de hielo de George R. R. Martin

Cuento: El patito feo de Hans C. Andersen -PDF gratis

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El cuento de El patito feo nos enseña lo engañosas que pueden llegar a ser las apariencias y cómo todos juzgamos a los demás por su presencia o por ser diferentes a los nuestros.Con su aspecto desvalido y enfrentado a repetidas penalidades, el patito feo es ejemplo de valor y dignidad, y busca su lugar en el mundo sin llegar a comprender del todo qué es lo que le pasa. Sólo después del duro invierno y con la llegada de la primavera se produce el cambio, y el escuálido patito se transforma en un cisne joven y hermoso. Descargar El patito feo – Hans Christian Andersen PDF gratis

EL PATITO FEO – CUENTO

Todos esperaban en la granja el gran acontecimiento. El nacimiento de los polluelos de mamá pata. Llevaba días empollándolos y podían llegar en cualquier momento.

El día más caluroso del verano mamá pata escuchó de repente…¡cuac, cuac! y vio al levantarse cómo uno por uno empezaban a romper el cascarón. Bueno, todos menos uno.

– ¡Eso es un huevo de pavo!, le dijo una pata vieja a mamá pata.
– No importa, le daré un poco más de calor para que salga.

Pero cuando por fin salió resultó que ser un pato totalmente diferente al resto. Era grande y feo, y no parecía un pavo. El resto de animales del corral no tardaron en fijarse en su aspecto y comenzaron a reírse de él. 

– ¡Feo, feo, eres muy feo!, le cantaban

Su madre lo defendía pero pasado el tiempo ya no supo qué decir. Los patos le daban picotazos, los pavos le perseguían y las gallinas se burlaban de él. Al final su propia madre acabó convencida de que era un pato feo y tonto. 

– ¡Vete, no quiero que estés aquí! 

El pobre patito se sintió muy triste al oír esas palabras y escapó corriendo de allí ante el rechazo de todos.
Acabó en una ciénaga donde conoció a dos gansos silvestres que a pesar de su fealdad, quisieron ser sus amigos, pero un día aparecieron allí unos cazadores y acabaron repentinamente con ellos. De hecho, a punto estuvo el patito de correr la misma suerte de no ser porque los perros lo vieron y decidieron no morderle. 

– ¡Soy tan feo que ni siquiera los perros me muerden!- pensó el pobre patito.

Continuó su viaje y acabó en la casa de una mujer anciana que vivía con un gato y una gallina. Pero como no fue capaz de poner huevos también tuvo que abandonar aquel lugar. El pobre sentía que no valía para nada.

Un atardecer de otoño estaba mirando al cielo cuando contempló una bandada de pájaros grandes que le dejó con la boca abierta. Él no lo sabía, pero no eran pájaros, sino cisnes. 
– ¡Qué grandes son! ¡Y qué blancos! Sus plumas parecen nieve .

Deseó con todas sus fuerzas ser uno de ellos, pero abrió los ojos y se dio cuenta de que seguía siendo un animalucho feo. 

Tras el otoño, llegó el frío invierno y el patito pasó muchas calamidades. Un día de mucho frío se metió en el estanque y se quedó helado. Gracias a que pasó por allí un campesino, rompió el frío hielo y se lo llevó a su casa el patito siguió vivo. Estando allí vio que se le acercaban unos niños y creyó que iban a hacerle daño por ser un pato tan feo, así que se asustó y causó un revuelo terrible hasta que logró escaparse de allí. 

El resto del invierno fue duro para el pobre patito. Sólo, muerto de frío y a menudo muerto de hambre también. Pero a pesar de todo logró sobrevivir y por fin llegó la primavera.

Una tarde en la que el sol empezaba a calentar decidió acudir al parque para contemplar las flores, que comenzaban a llenarlo todo. Allí vio en el estanque dos de aquellos pájaros grandes y blancos y majestuosos que había visto una vez hace tiempo. Volvió a quedarse hechizado mirándolos, pero esta vez tuvo el valor de acercarse a ellos.

Voló hasta donde estaban y entonces, algo llamó su atención en su reflejo. ¿Dónde estaba la imagen del pato grande y feo que era? ¡En su lugar había un cisne! Entonces eso quería decir que… ¡se había convertido en cisne! O mejor dicho, siempre lo había sido.

Desde aquel día el patito tuvo toda la felicidad que hasta entonces la vida le había negado y aunque escuchó muchos elogios alabando su belleza, él nunca acabó de acostumbrarse.

Descargar El patito feo – Hans Christian Andersen PDF gratis

Cuento: Pippi Calzaslargas -PDF gratis.

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Pippi Calzaslargas nació en 1945 de la mano de la escritora sueca Astrid Lindgreen. Ahora la editorial Blackie Books publica el libro trayendo a nuestros días las historias de la niña con las trenzas más famosas. Fue Lindgren -quizás sin saberlo- la que parió uno de los iconos feministas más importantes de todos los tiempos. Ella fue el ejemplo de independencia y soberanía. Ella se encargó de pulverizar el machismo.

PIPPI LLEGA A VILLA MANGA POR HOMBRO

En los confines de una pequeña ciudad sueca había un viejo jardín abandonado. En el jardín había una vieja casa, y allí vivía Pippi Calzaslargas. Tenía nueve años y vivía completamente sola. No tenía padre ni madre, lo cual era una ventaja, pues así nadie la mandaba a la cama precisamente cuando más estaba divirtiéndose, ni la obligaba a tomar aceite de hígado de bacalao cuando le apetecían caramelos de menta.

Hubo un tiempo en que Pippi tenía un padre al que quería mucho. Naturalmente, también había tenido una madre, pero de esto hacía tanto tiempo que ya no se acordaba.

La madre murió cuando Pippi era aún una niñita que se pasaba el día acostada en la cuna y lloraba de tal modo que nadie podía acercarse a ella. Pippi creía que su madre vivía ahora allá arriba en el cielo, y que miraba hacia abajo por un agujero para ver a su hija. Pippi solía saludar con la mano a su madre y decirle:

—No te preocupes por mí, que yo sé cuidarme sólita.

Pippi no había olvidado a su padre. Este había sido capitán de barco y había recorrido todos los mares. Pippi había navegado con su padre hasta el día en que él se cayó al agua durante una tempestad y desapareció. Pero Pippi estaba completamente segura de que un día volvería, pues no podía creer que se hubiera ahogado. Estaba convencida de que había empezado a nadar y que había conseguido llegar a una isla llena de caníbales, que estos le habían nombrado rey y que se pasaba el día con una corona de oro en la cabeza.

—Mi madre es un ángel y mi padre el rey de los caníbales. Pocos niños 10 tienen padres así —solía decir Pippi con orgullo—. Y cuando mi padre pueda construirse un barco, vendrá por mí, y entonces yo seré la princesa de los caníbales. ¡Qué bien voy a pasarlo!

Hacía muchos años que su padre había comprado la vieja casa del jardín, con la intención de vivir en ella con Pippi cuando fuera viejo y ya no pudiese navegar. Pero tuvo la desgracia de caerse al mar. Y entonces Pippi, que esperaba su regreso, se fue sin pérdida de tiempo a Villa Mangaporhombro, nombre de la casita de campo que, por cierto, estaba arreglada y limpia como si la esperase.

Una hermosa tarde de verano, Pippi se despidió de todos los marineros del barco de su padre. Los marineros adoraban a Pippi, y Pippi quería mucho a los marineros.

Cuento: Alicia en el país de las maravillas -PDF gratis.

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Esta era una muchacha de nombre Alicia, de cabellos rubios como el sol y muy curiosa, que una tarde de verano decidió dar un paseo por el bosque como acostumbraba cada tarde. Después de un largo caminar, Alicia sintió tanto calor que no pudo más que echarse a la sombra de un árbol para descansar. Al cabo de unos minutos, la niña sintió un ruido extraño cerca del lugar, y al volver la vista hacia unos arbustos, logró avistar un conejo blanco que saltaba de un lugar a otro a toda velocidad vistiendo un elegante traje.

“¡Qué tarde es! ¡No lograré llegar a tiempo!” – gritaba el conejo desenfrenadamente mientras consultaba su reloj con desesperación. Alicia pensó que aquel conejo estaba loco, pues nunca había visto un animal que se preocupara tanto por el tiempo. Sin embargo, como no podía resistir su curiosidad, la niña decidió seguir al conejo bosque adentro, y tras unos minutos, el animal se perdió en el interior de un pequeño agujero que había en el suelo.

Sin pensarlo dos veces, Alicia se dispuso a seguir al conejo hacia el interior de aquel hueco, y en poco tiempo se encontró atravesando un estrecho túnel que conducía a una estancia hermosamente decorada. En aquel lugar, existía una mesa repleta de manjares y postres deliciosos, y en una de sus esquinas, se encontraba un pequeño frasco con un líquido azul que decía: “Bébeme”.

Alicia dudó por unos instantes, pero finalmente, terminó por abrir el frasco y beberse todo el líquido azul de un golpe. En ese momento, sucedió algo sorprendente, pues la niña empezó a achicarse y achicarse hasta que se volvió un ser diminuto. En el suelo, y sin haberla visto antes, se encontraba una llave dorada tan pequeña como Alicia. Ahora solo necesitaba una puerta para poder utilizar aquella llave, así que se dispuso a recorrer la habitación con sumo detenimiento.

En uno de los rincones, Alicia pudo encontrar una puertecita, en la que penetró para avanzar por un largo pasadizo. Aunque no pudo encontrar al conejo en aquel lugar, la niña quedó sorprendida al contemplar una casita que se alzaba sobre un hermoso jardín lleno de flores. Al entrar en ella, Alicia se encontró rodeada de exquisitos platos. Guisos, sopas, helados, todo en aquel lugar parecía tan sabroso que la niña decidió probar un bocado de cada cosa.

De repente, Alicia comenzó a crecer y a crecer hasta que alcanzó el techo de la casa, pero este no resistió por mucho tiempo y se rompió sin remedio. Un ave que posaba en el tejado se asustó tanto de ver a la niña que comenzó a gritar desesperadamente: “¡Una bestia! Auxilio, por favor”, pero Alicia le replicó diciendo: “Yo no soy una bestia. Soy una niña”.

El ave se alejó del lugar a toda velocidad, y Alicia pudo notar que uno de los platos en la casita contenía unas setas que parecían muy suculentas. “Quizás si como de estas setas podré volver a mi antiguo tamaño”, pensó, y efectivamente, tan pronto probó un bocado su cuerpo se encogió nuevamente y pudo abandonar la casa donde se encontraba atrapada.

Continuando su viaje por aquel extraño lugar, Alicia arribó al cabo de un tiempo a un lago de aguas cristalinas donde habitaban unas criaturas muy extrañas. Aquellos seres no hacían otra cosa que mirar a la niña y murmurar entre ellos. En el grupo había un zorro de color rosado con orejas tan largas que rodeaban todo su cuerpo, además de una rana con pelos y barba, un pez con nariz y un pato cuyo pico era tan grande que dentro de él había otro lago con plantas y hasta peces.

Al preguntarles cómo podía salir de aquel lugar, los animales no le hicieron caso y continuaron murmurando entre ellos con poco disimulo. “¡Qué maleducados! Deberían aprender a tener más educación” – gritó Alicia con cierto enfado y se alejó del lugar caminando por la orilla del lago. Tiempo después, y extenuada de tanto andar, la niña decidió sentarse a descansar en un hongo gigante de color amarillo. En ese momento, apareció junto a ella un anciano gusano con mirada triste.

“Hola. ¿Sabes cómo puedo retornar a mi tamaño natural?”, preguntó Alicia al animalillo y este le respondió: “Por supuesto niña. Ese hongo donde estás sentada te hará crecer o hacerte más pequeña según el lado por donde lo comas”, y sin perder un segundo, la niña mordió un costado del hongo y comenzó a hacerse más grande aún. Rápidamente, Alicia mordió el lado contrario del hongo y su cuerpo comenzó a disminuir.

Cuando por fin recuperó su tamaño, la pequeña decidió proseguir su camino hasta llegar a un claro del bosque donde se encontraba una mesa alargada. Alrededor de aquella mesa compartían espacio un grupo de seres muy extraños, pero entre ellos, también se hallaba el conejo blanco. Después de comer junto a sus nuevos amigos, Alicia descubrió que en un rosal cerca de aquel lugar, unas cartas de baraja muy sobrias se dedicaban a pintar de rojo las rosas blancas.

“La reina así lo ha ordenado” – dijeron al mismo tiempo las cartas cuando Alicia les preguntó. Entonces, de repente, apareció entre los rosales la mismísima reina, y observando a la pequeña con aire de superioridad, le gritó a sus guardias que le cortaran la cabeza. Para defenderse, Alicia sopló tan fuerte que las cartas se desplomaron en el suelo, pero luego arribaron más guardias, y sin otro remedio, la niña quedó prisionera.

Acusada de intrusa en el reino, Alicia fue llevada ante un consejo que la acusaba por toda clase de tonterías. Sin poder replicar, la niña se sintió cada vez más enfurecida, y en un intento por escaparse, corrió con todas sus fuerzas lejos de aquel lugar. Tras ella, un ejército de cartas le perseguía de cerca y justo cuando estaban a punto de alcanzarla, comenzó a gritar con todas sus fuerzas hasta que se encontró nuevamente en el árbol donde había decidido sentarse a descansar. Entonces, Alicia comprendió que todo había sido una terrible pesadilla, y como la noche comenzaba a aparecer, se dispuso a regresar a casa.

Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carrol para descargar en PDF gratis aquí.

Cuento: El rey cuervo de los hermanos Grimm -PDF gratis

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Había una vez una reina que tenía una hijita de corta edad, a la que se tenía que llevar aún en brazos. Un día la niña estaba muy impertinente, y su madre no lograba calmarla de ningún modo, hasta que, perdiendo la paciencia, al ver unos cuervos que volaban en torno al palacio, abrió la ventana y dijo: 

– ¡Ojalá te volvieses cuervo y echases a volar; por lo menos tendría paz! 
Pronunciadas apenas estas palabras, la niña quedó convertida en cuervo y, desprendiéndose del brazo materno, huyó volando por la ventana. Fue a parar a un bosque tenebroso, en el que permaneció mucho tiempo, y sus padres perdieron todo rastro de ella. 

Cierto día, un hombre que pasaba por el bosque percibió el graznido de un cuervo; al acercarse al lugar de donde procedía, oyó que decía el ave: 

– Soy princesa de nacimiento y quedé encantada; pero tú puedes liberarme. 

– ¿Qué debo hacer? – preguntó él. 

Y el cuervo respondió: 

– Sigue bosque adentro, hasta que encuentres una casa, en la que vive una vieja. Te ofrecerá comida y bebida; pero no aceptes nada, pues por poco que comas o bebas quedarás sumido en un profundo sueño, y ya no te será posible rescatarme. En el jardín de detrás de la casa hay un gran montón de cortezas, aguárdame allí. Durante tres días seguidos vendré a las dos de la tarde, en un coche tirado, la primera vez, por cuatro caballos blancos; por cuatro rojos, la segunda, y por cuatro negros, la tercera; pero si en vez de estar despierto te hallas dormido, no me podrás desencantar.

Prometió el hombre cumplirlo todo al pie de la letra; mas el cuervo suspiró: 

– ¡Ay!, bien sé que no me liberarás, porque aceptarás algo de la vieja. 
El hombre repitió su promesa de que no tocaría nada de comer ni de beber. Al encontrarse delante de la casa, salió la mujer a recibirlo. 

– ¡Pobre, y qué cansado pareces! Entra a reposar, comerás y beberás algo. 
– No – contestó el hombre – no quiero tomar nada. 

Pero ella insistió vivamente: 

– Si no quieres comer, siquiera bebe un trago; una vez no cuenta. 

Y el forastero, cediendo a la tentación, bebió un poco. Por la tarde, hacia las dos, salió al jardín y, sentándose en el montón de corteza, se dispuso a esperar la llegada del cuervo. Pero no pudiendo resistir él su cansancio, se echó un rato, con la firme intención de no dormirse. Sin embargo, apenas se hubo tendido se le cerraron los ojos y se quedó tan profundamente dormido que nada en el mundo habría podido despertarlo. A las dos se presentó el cuervo en su carroza, tirada por cuatro caballos blancos; pero el ave venía triste, diciendo: 

– Estoy segura de que duerme. 

Y, en efecto, cuando llegó al lugar de la cita lo vio tumbado en el suelo, dormido. Se apartó del coche, fue hasta él, y lo sacudió y llamó, pero en vano. Al mediodía siguiente, la vieja fue de nuevo a ofrecerle comida y bebida. El hombre se negó a aceptar; no obstante, ante la insistencia, volvió a beber otro sorbo de la copa. Poco antes de las dos fue de nuevo al jardín, al lugar convenido, a esperar la llegada del cuervo; pero, de repente, le asaltó una fatiga tan intensa que las piernas no lo sostenían; incapaz de dominarse, se tiró en el suelo y volvió a quedarse dormido como un tronco. Al pasar el cuervo en su carroza de cuatro caballos rojos, dijo tristemente: 

– ¡Seguro que duerme! – y se acercó a él; pero tampoco hubo modo de despertarle. Al tercer día le preguntó la vieja: 

– ¿Qué es eso? No comes ni bebes. ¿Acaso quieres morirte? 

Pero él contestó: 

– No quiero ni debo comer ni beber nada. 

Ella dejó a su lado la fuente con la comida y un vaso de vino, y, cuando el olor le subió a la nariz, no pudo resistir, y bebió un buen trago. A la hora fijada salió al jardín y, subiéndose al montón de corteza, quiso aguardar la venida de la princesa encantada. Pero sintiéndose más cansado aún que el día anterior, se tumbó y quedó dormido profundamente como si fuera de piedra. A las dos se presentó de nuevo el cuervo en su coche, arrastrado ahora por cuatro corceles negros; el carruaje era también negro. El ave, que venía de riguroso luto, dijo: 

– ¡Bien sé que duerme y que no puede desencantarme! 

Al llegar hasta él, lo encontró profundamente dormido, y, por más que lo sacudió y llamó, no hubo manera de despertarlo. Entonces puso a su lado un pan, un pedazo de carne y una botella de vino, de todas estas comidas podía comer y beber lo que quisiera, sin que jamás se acabaran. También le puso en el dedo un anillo de oro, que se quitó del suyo y que tenía grabado su nombre. Por último, le dejó una carta en la que le comunicaba lo que le había dado, y, además: «Bien veo que aquí no puedes desencantarme; pero si quieres hacerlo, ve a buscarme al palacio de oro de Stromberg; puedes hacerlo, estoy segura de ello.» Y, después de depositar todas las cosas junto a él, subió de nuevo a su carroza y se marchó al palacio de oro de Stromberg. 

Cuando el hombre despertó, dándose cuenta de que se había dormido, sintió una gran tristeza en su corazón y dijo: 

– No cabe duda de que ha pasado de largo, sin yo liberarla. 
Pero fijándose en los objetos depositados junto a él, leyó la carta, y se informó de cómo había ocurrido todo. Se levantó y se puso inmediatamente en busca del castillo de oro de Stromberg; pero no tenía la mínima idea de su paradero. Luego de recorrer buena parte del mundo, llegó a una oscura selva, por la que anduvo durante dos semanas sin encontrar salida. Un anochecer se sintió tan cansado que, se tumbo entre unas matas, y quedó dormido. A la mañana siguiente siguió su camino, y al atardecer, cuando se disponía a acomodarse en unos matorrales para pasar la noche, hirieron sus oídos unas lamentaciones y gemidos que no le dejaron conciliar el sueño; y al llegar la hora en que la gente enciende las luces, vio brillar una en la lejanía y se dirigió hacia ella; llegó ante una casa que le pareció muy pequeña, ya que ante ella se encontraba un enorme gigantazo. Pensó: «Si intento entrar y me ve el gigante, me costará la vida.» Al fin, sobreponiéndose al miedo, se acercó.

Cuando el gigante lo vio, le dijo: 

– Me agrada que vengas, hace muchas horas que no he comido nada. Vas a servirme de cena. 

– No hagas tal cosa – contestó el hombre -; yo no soy fácil de tragar. Pero si lo que quieres es comer, tengo lo bastante para llenarte. 

– Siendo así – dijo el gigante -, puedes estar tranquilo. Si quería devorarte era a falta de otra cosa. 

Los dos se sentaron a la mesa, y el hombre sacó su pan, vino y carne inagotables. 

– Esto me gusta – observó el gigante, comiendo a dos carrillos. Cuando terminaron, preguntó el hombre: 

– ¿Podrías acaso indicarme dónde se levanta el castillo de oro de Stromberg? 

– Consultaré el mapa – dijo el gigante -; en él están registrados todas las ciudades, pueblos y casas. 

Fue a buscar el mapa, que guardaba en su dormitorio, y se puso a buscar el castillo, pero éste no aparecía por ninguna parte. 

– No importa – dijo -; arriba, en el armario, tengo otros mapas mayores, lo buscaremos en ellos. 

Pero todo fue inútil. El hombre se disponía a marcharse, pero el gigante le rogó que esperase dos o tres días a que regresara su hermano, quien había partido en busca de víveres. Cuando llegó el hermano, le preguntaron por el castillo de oro de Stromberg. Él les respondió: 

– Cuando haya comido y esté satisfecho, consultaré el mapa. 

Subieron luego a su habitación y se pusieron a buscar y rebuscar en su mapa; pero tampoco encontraron el bendito castillo; el gigante sacó nuevos mapas, y no descansaron hasta que, por fin, dieron con él, quedaba, sin embargo, a muchos millares de millas de allí. 

– ¿Cómo podré llegar hasta allí? – preguntó el hombre; y el gigante respondió: 

– Dispongo de dos horas. Te llevaré hasta las cercanías, pero luego tendré que volverme a dar de mamar a nuestro hijo. 

El gigante lo transportó hasta cerca de un centenar de horas de distancia del castillo, y le dijo: 

– El resto del camino puedes hacerlo por tus propios medios – y regresó. 
El hombre siguió avanzando día y noche hasta que, al fin, llegó al castillo de oro de Stromberg. Éste estaba construido en la cima de una montaña de cristal; la princesa encantada daba vueltas alrededor del castillo en su coche, hasta que entró en el edificio. El hombre se alegro al verla e intentó trepar hasta la cima; pero cada vez que lo intentaba, como el cristal era resbaladizo, volvía a caer. Viendo que no podría subir jamás, se entristeció y se dijo: «Me quedaré abajo y la esperaré.» Y se construyó una cabaña, en la que vivió un año entero; y todos los días veía pasar a la princesa en su carroza, sin poder nunca llegar hasta ella. 

Un día, desde su cabaña, vio a tres bandidos que peleaban y les gritó: 

– ¡Dios sea con vosotros! 

Ellos interrumpieron la pelea; pero como no vieron a nadie, recomenzaron con mayor coraje que antes; la cosa se puso realmente peligrosa. Volvió él a gritarles: 

– ¡Dios sea con vosotros! 

Suspendieron ellos de nuevo la batalla; pero como tampoco vieron a nadie, pronto la reanudaron y él les repitió por tercera vez 
– ¡Dios sea con vosotros! – y pensó: «He de averiguar lo que les pasa.» Se dirigió, pues, a los luchadores y les preguntó por qué se peleaban.

Respondió uno de ellos que había encontrado un bastón, un golpe del cual bastaba para abrir cualquier puerta; el otro dijo que había encontrado una capa que volvía invisible al que se cubría con ella; en cuanto al tercero, había capturado un caballo capaz de andar por todos los terrenos, e incluso de trepar a la montaña de cristal. El desacuerdo consistía en que no sabían si guardar las tres cosas en comunidad o quedarse con una cada uno. Dijo entonces el hombre: 

– Yo les cambiaré las tres cosas. Dinero no tengo, pero sí otros objetos que valen más. Pero antes tengo que probarlas para saber si me dijeron la verdad. 

Los otros le dejaron montar el caballo, le colgaron la capa de los hombros y le pusieron en la mano el bastón; y, una vez lo tuvo todo, desapareció de su vista. Empezó entonces a repartir bastonazos, gritando: 

– ¡Haraganes, ahí tienen sus merecidos! ¿Están satisfechos? 

Subió luego a la cima de la montaña de cristal y, al llegar a la puerta del castillo, la encontró cerrada. Golpeó con el bastón, y la puerta se abrió inmediatamente. Entró y subió las escaleras hasta lo alto; en el salón estaba la princesa, con una copa de oro, llena de vino, ante ella. Pero no podía verlo, pues él llevaba la capa puesta. Al estar delante de la doncella, se quitó el anillo que ella le pusiera en el dedo y la dejó caer en la copa; al chocar con el fondo, produjo un sonido vibrante. Exclamó la princesa entonces: 

– Éste es mi anillo; por tanto, el hombre que ha de liberarme debe de estar aquí. 

Lo buscaron por todo el castillo, pero no dieron con él. Había vuelto a salir, montado en su caballo, y se había quitado la capa.

Descarga el PDF en este enlace.

Cuento: La sirenita (Disney) -PDF gratis

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Ariel es una princesa sirena de 16 años de edad cuyo padre es el rey Tritón, el rey gobernante supremo del fondo del mar y del océano, y no está del todo feliz con su vida bajo el mar, pues tiene curiosidad de conocer el mundo de los seres humanos. Junto a su mejor amigo, el pez Flounder, Ariel colecciona artefactos humanos y con frecuencia acude a la superficie del océano para encontrarse con Scuttle, una gaviota, que le habla sobre el mundo humano aunque de forma poco acertada con la realidad. La joven princesa sirenita Ariel ignora las advertencias de su padre, el Rey Tritón, y de su amigo, el cangrejo Sebastián, quiénes le dicen que el contacto entre el reino de las sirenas y los tritones y el reino de las humanas y de los humanos está prohibido por la crueldad de estos a la vida marina. Lo cierto es que Ariel sueña con la idea de convertirse en una chica humana y así vivir en ese mundo feliz con el hombre de sus sueños que tanto ha ilusionado.

Enlace directo a La Sirenita de Disney.

Cuento: La princesa que creía en cuentos de hadas -PDF gratis

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Criada por un rey y una reina estrictos e inflexibles, la delicada victoria creció soñando que algún día sería rescatada por un príncipe encantador tal y como ocurre en los cuentos de hadas. Pero cuando es rescatada las cosas no suceden como tenía previsto y el príncipe deja de ser encantador y la princesa, siguiendo el consejo de un sabio búho, emprende un emocionante viaje por el camino de la verdad, al final del cual descubrirá que los cuentos de hadas pueden hacerse realidad. Este relato maravilloso simboliza el viaje que todos hacemos en la vida a medida que separamos la ilusión de la realidad y descubrimos quiénes somos y cómo funciona ese milagro cotidiano que es la vida.

Descarga el cuento en esta liga.

Libros gratis para niños por edades en PDF (+20)

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Ver lista de +50 libros para mayores aquí.

Es importante inculcar en los niños la lectura. La temprana edad es un factor decisivo para que los niños adquieran el hábito de la lectura. Por eso he preparado esta lista de libros que puedes descargar gratis.

Listado de libros para descarga

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SUMARIO

Libros para niños de 2-5 años de edad

1) Recopilación de cuentos ilustrados para niños

Este primer libro contiene 7 cuentos:

  • Clara y el Ratoncito Pérez
  • Un disfraz de lobo feroz
  • El ratón Timoteo
  • Navidades con Maggie
  • Pau, la cama y las arañas
  • Dorado espejismo
  • El pájaro que no quería volar
  • El viejo y la montaña
  • Un mundo mágico
  • Las 7 mariposas mágicas

Descarga gratis aquí.

2) Elmer de David McKee

Un cuento de colores. Disponible en este enlace.

3) Azabache de Anna Sewell.

Una obra clásica que narra en primera persona la historia del caballo. Disponible aquí.

4) La telaraña de Carlota de E. B. White

Ésta es la historia de una niña que quería a un cerdito llamado Wilbur, y de una queridísima amiga de Wilbur llamada Carlota, una hermosa y gran araña gris, que vivía con él en la granja. Carlota idea un magnífico plan para salvar la vida a Wilbur que llevará a cabo con la ayuda de toda la granja e incluso la de Templeton, una rata que se resiste a cooperar. 

Descargar La telaraña de Carlota – E. B. White PDF gratis

5) Vamos a cazar un oso de Michael Rosen.

Descarga el cuento y aprende más de él en este enlace.

Libros para niños de 6 a 9 años

6) La princesa que creía en cuentos de hadas

Este relato maravilloso, en la línea de La princesa que creía en cuentos de hadas, simboliza el viaje que todos hacemos en la vida a medida que separamos la ilusión de la realidad y descubrimos qué somos en realidad y cómo funciona ese milagro cotidiano que es la vida. Ingresa aquí para descargarlo.

7) La sirenita (Disney)

Érase una vez un reino submarino de gran majestuosidad, donde habitaban todas las criaturas marinas que el hombre solo ha conocido en su imaginación y viejas leyendas. Este reino era gobernado por el sabio rey Tritón, el cual tenía cinco bellas hijas sirenas.

La menor de todas se llamaba Ariel, quien superaba a sus hermanas en belleza, pero también en curiosidad y atrevimiento.

La sirenita Ariel soñaba con ir hacia la superficie del mar para conocer la belleza del cielo y conocer de cerca a esas inteligentes criaturas llamadas humanos.

Puedes leerlo aquí.

8) El rey cuervo de los hermanos Grimm

Se sabía que los hermanos Grimm se dedicaban a recopilar historias en sus tiempos libres, cuando no estaban en la escuela.

Descarga El rey cuervo de los hermanos Grimm en este enlace.

9) Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carrol

Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, comúnmente abreviado como Alicia en el país de las maravillas, es una novela de fantasía escrita por el matemático, lógico, fotógrafo y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, bajo el seudónimo de Lewis Carroll, publicada en 1865. La historia cuenta cómo una niña llamada Alicia cae por un agujero, encontrándose en un mundo peculiar, poblado por humanos y criaturas antropomórficas. El libro juega con la lógica, dando a la novela gran popularidad tanto en niños como en adultos. Está considerada una de las mejores novelas del género del Sinsentido. Su narrativa y estructura, junto con sus personajes, han sido una gran influencia tanto en la cultura popular como en la literatura, sobre todo en el género fantástico.

Descarga el cuento de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carrol en este enlace.

10) Pippi Calzaslargas de Alice Lindgren

Pippi Calzaslargas nace de una manera muy peculiar ya que, una de sus hijas cse enferma a los 7 años de Neumonía y ella le pedía que le contará las historias de una tal Pippi Calzaslargas aquél nombre era muy loco y la historia tomo el mismo camino en palabras de Astrid Lindgren refiriéndose a como este personaje se fue creando y modelando a partir, de este incidente.

Accede aquí para descargar Pippi Calzaslargas de Alice Lindgren.

11) El patito feo de Hans Christian Andersen

Este cuento nos habla de la importancia de no juzgar a las personas por su apariencia, porque tal y como ocurre con el patito, podemos equivocarnos. Por otro lado, resulta interesante que el patito a pesar de sufrir humillaciones constantes, nunca desea vengarse ni hacer daño a quien se lo hace a él. El último de los valores que pone encima de la mesa este cuento es la humildad, pues aunque el patito acaba convirtiéndose en un espectacular cisne, eso no lo vuelve arrogante y continúa dando a la belleza un valor secundario.

Descarga El patito feo Hans Christian Andersen aquí.

12) El dragón de hielo de George R. R. Martin

Una exquisita edición ilustrada de El dragón de hielo, un cuento del maestro del fantasy George R.R. Martin. Todos en la aldea coinciden: Adara es una niña Los dragones de hielo son una legendaria especie de dragón. EL DRAGON DE HIELO del autor GEORGE R.R. MARTIN

Encuentra el enlace de descarga de El dragón de hielo de George R. R. Martin pinchando aquí.

13) La reina de las nieves Hans Christian Andersen

La reina de las nieves (Snedronningen) es un cuento escrito en danés por Hans Christian Andersen. Fue publicado por primera vez en el año 1844, formando parte del libro Nuevos cuentos de hadas, volumen 1 (Nye Eventyr. Første Bind). Su argumento trata de la lucha entre el bien y el mal vivida por dos niños, Kay y Gerda, según la versión original en danés, que en las versiones en español suelen ser traducidos como Carlos y Margarita.

La reina de las nieves está disponible para su descarga en este enlace.

Libros para niños de 9 a 12 años de edad

14) Charlie y la fabrica de chocolate de Dahl Roald

Por primera vez en una década, Willy Wonka, el solitario y excéntrico fabricante de chocolate, abre las puertas de su fábrica al público, a cinco niños para ser exactos. Para tal motivo incluyó cinco billetes dorados en sus chocolatines. Los cinco afortunados que encuentren los billetes se harán acreedores de una visita guiada dada por el mismísimo Sr. Wonka. 

Descargar Charlie y la fábrica de chocolate aquí.

15) El libro de la selva de Rudyard Kipling

Adentrarse a las páginas del ‘Jungle Book‘, ‘Libro de la Selva’ o también llamado ‘El Libro de las Tierras Vírgenes‘ es una experiencia que a pocos dejará sin asombro, y casi nadie estará exento de encontrar significados profundos en esos relatos que hablan sobre un «cachorro humano» criado por los lobos en la espesura de la selva en la India.

Inicia la descarga de El libro de la selva de Rudyard Kipling aquí.

16) Las crónicas de Narnia de C.S. Lewis

Las Crónicas de Narnia es una heptalogía de libros infantiles escrita por C.S. Lewisentre 1939 y 1954. Relatan las aventuras de los hermanos Pevensie en Narnia, tierra de fantasía y magia inventada por el autor y poblada por animales parlantes y otras criaturas mitológicas que se ven envueltas en la eterna lucha entre el bien y el mal. Aslan, un legendario león creador del país de Narnia, se constituye como el auténtico protagonista de todos los relatos, si bien los cuatro hermanos Peter, Susan, Lucy y Edmund Pevensie, aunque ausentes directamente en dos títulos, sirven de hilo conductor. Obra fundamental de su autor.

Las crónicas de Narnia de C.S. Lewis está disponible gratis para descargar aquí.

17) El viento de los sauces de Kenneth Grahame

El viento en los sauces es el sueño onanista de un nostálgico. “Rápido”, porque no se reduce a una mera visión: también es una comedia y a ratos una aventura. “Mal”, porque tampoco se trata de un llanto por el tiempo perdido: lo cierto es que el lector se siente a gusto en el mundo idílico de Grahame. En cuanto a la historia que cuenta el libro, es bien sencilla: el Topo, el Ratón de Agua, el Sapo y el Tejón son cuatro amigos que viven en la Orilla del Río, un pedazo de campiña inglesa con hechuras de Arcadia provinciana, donde reparten el tiempo entre navegar, tumbarse a la bartola y sacar al batracio de los líos en que le mete su pasión automovilística. Y poco más. Porque en El viento en los sauces la acción es escasa.

El libro El viento de los sauces de Kenneth Grahame está disponible en este enlace.

18) Aventuras de Robinson Crusoe de Daniel Dafoe

Robinson Crusoe es la obra cumbre de Daniel Defoe, y una de la más reconocidas novelas de aventuras de la literatura universal. La novela de Defoe, publicada originalmente en 1719, alcanzó el éxito inmediato gracias a la historia del naufragio y al exotismo que despertó en su momento, pero bajo el trasfondo de la inquietud que está en el hombre de explorar sus límites, y la fantasía de la utopía de vivir en completa libertad, ha conseguido perdurar hasta nuestros días y erigirse como una de las novelas de aventuras más fascinantes.

Aventuras de Robinson Crusoe de Daniel Defoe está disponible aquí.

19) Peter Pan de J. M. Barrie

El nombre de Peter fue prestado del niño Peter Llewellyn Davies, uno de los hermanos de la familia Llewellyn Davies , con quien Barrie, acomplejado por su baja estatura, entabló una estrecha amistad tras conocerse en 1898 en los jardines de Kensington. Sylvia, la madre de los niños a los que Barrie visitaba para contarle historias, era hija del novelista George Du Maurier. 

Peter Pan de J. M. Barrien está disponible en PDF para descargar, ingresa aquí.

20) El jardín secreto de Frances Hodgson Burnett

Indudablemente, ésta es una una de las más hermosas y populares novelas que se han escrito para niños y jóvenes. La presente edición se enriquece con las delicadas imágenes de Hye Ran Lee, acercando al lector a la belleza y majestuosidad del jardín secreto.

El jardín secreto de Frances Hodgson Burnett disponible aquí.

21) El principito de Antoine de Saint-Exupéry

El principito (título original en francés: Le Petit Prince) es la más famosa novela escrita por el aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry. Fue publicada por primera vez el 6 de abril de 1943, cuando vivía exiliado en Estados Unidos tras la caída de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Es un cuento infantil que desde su apariencia sencilla ha llegado a considerarse una obra universal, siendo traducida a 160 lenguas y dialectos, llegando a convertirse en uno de los mayores éxitos de ventas de todos los tiempos, es el libro francés más vendido del mundo.

Descarga El principito de Antoine de Saint-Exupéry en este enlace.

22) Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain

Las aventuras de Tom Sawyer es el relato de unos meses en la vida de este niño que vive en una ciudad pequeña del suroeste de Estados Unidos a orillas del Mississippi.

Criado por su tía Polly, que lo quiere de corazón, pero que lo somete a una disciplina que a él se le hace absurda y desagradable.

Tom contempla el mundo de una manera muy diferente a como lo hacen los adultos con los que tiene que convivir. Precisamente porque existe ese distanciamiento nos entretiene con sus reacciones divertidas y nobles.

Descarga Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain siguiendo este enlace.

Cuento Vamos a cazar un oso, de Michael Rosen -PDF gratis.

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VOLVER A LOS CUENTOS PARA NIÑOS DE DIFERENTES EDADES

En esta versión de la canción popular inglesa, el poeta Michael Rosen y la ilustradora Helen Oxenbury, le siguen la pista a cuatro niños que salen con su padre a cazar un oso. Juntos, atraviesan un campo de altos pastos, un profundo río y un oscuro bosque. Cuando se asoman a una cueva estrecha y tenebrosa, ¿quién le tendrá miedo al oso?

“Lleno de conjuros repetitivos, onomatopeyas y pareados, todos los recursos trabajan juntos para conseguir el ritmo sonoro. El álbum es una verdadera delicia, desde su aparición ha conseguido un lugar de honor en los libros para pequeños y, sin duda, es una de esas obras que llegan para quedarse”.

“Una magnífica traducción de Verónica Uribe nos permite disfrutar de un lenguaje muy rico en el que los adjetivos componen continuas aliteraciones para evocar la atmósfera de los paisajes que se describen: un río profundo y frío, una tormenta de viento y nieve, un bosque verde y oscuro (…) Como los buenos libros, este álbum permite múltiples posibilidades, desde la lectura individual al juego creativo, aunque su lenguaje sonoro y su estructura repetitiva hacen que sea la lectura compartida, en voz alta, donde la historia se hace más grande, convirtiéndose en uno de esos relatos que se graban en la memoria y, pasado el tiempo, nos vienen a la cabeza en forma de pequeñas frases, palabras, ritmos familiares que nos devuelven la infancia”.

Puedes leer el cuento y seguir las ilustraciones en este enlace.

Cuento: La telaraña de Carlota -PDF gratis

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VOLVER A LOS CUENTOS PARA NIÑOS DE DIFERENTES EDADES

Antes del desayuno

—¿Adónde va papá con el hacha? —preguntó Fern a su madre mientras ponían la mesa para el desayuno.

—A la pocilga —replicó la señora Arable—. Anoche nacieron unos cerditos.

—No veo por qué necesita el hacha —insistió Fern, que solo tenía ocho años.

—Verás —respondió su madre—, es que uno de los lechones es muy pequeño. Ha nacido débil y canijo, y jamás llegará a nada. Así que tu padre ha decidido acabar con él.

—¿Acabar con él? —chilló Fern—. ¿Quieres decir que va a matarlo? ¿Y solo porque es más pequeño que los demás? La señora Arable puso una jarra de leche sobre la mesa.

—¡No grites, Fern! —dijo—. Tu padre hace bien. De cualquier modo el cerdo probablemente morirá. La niña apartó una silla de un empujón y salió corriendo. La hierba estaba húmeda y la tierra olía a primavera.

Cuando alcanzó a su padre, las zapatillas de Fern estaban empapadas.

—¡Por favor, no lo mates! —gritó llorando—. ¡Es injusto! El señor Arable se detuvo.

—Fern —le dijo en tono cariñoso—, tienes que aprender a controlarte.

—¿A controlarme? —chilló Fern—. ¡Es una cuestión de vida o muerte y tú me dices que me controle! Las lágrimas corrían por las mejillas de la niña. Trató de quitarle el hacha a su padre.

—Fern —le explicó el señor Arable—, yo sé, mejor que tú, cómo criar una camada de cerdos. Si uno nace débil, siempre causa problemas. ¡Hala, vete!

—Pero ¡es injusto! —gritó Fern—. No es culpa del cerdito haber nacido tan pequeño. ¿Me habrías matado a mí si yo hubiera sido muy pequeña cuando nací? El señor Arable sonrió.

—Pues claro que no —dijo mirando con cariño a su hija—. Pero no es lo mismo. Una cosa es una niña pequeña y otra muy diferente un cerdo.

—Yo no veo la diferencia —replicó Fern, todavía agarrada al hacha—. Esta es la injusticia más terrible que he visto en mi vida. Una curiosa mirada asomó a la cara de John Arable.

—De acuerdo —admitió—. Vuelve a casa y yo te llevaré el lechón. Tendrás que darle el biberón, como si fuera un bebé. Ya verás el trabajo que supone.

Descarga el cuento completo aquí.